La vocación científica de Marie y Pierre Curie tuvo una
inmejorable continuidad en la hija mayor de ambos: Irène.
Su madre enseguida detectó que tenía un
innato talento para las matemáticas y concibió una iniciativa para que ella y
los hijos de otros científicos recibieran una educación más avanzada y
atractiva que les permitiera impulsar sus capacidades.
Irène estudió en
la Facultad de Ciencias de la Sorbona y luego trabajó en el Instituto del Radio
creado por sus padres.
En su trabajo conoció a un joven ingeniero químico, Frédéric
Joliot, con el que se casaría. Juntos y tomando como base el trabajo de los
padres de ella, consiguieron algo que parecía imposible: obtener
artificialmente elementos radiactivos. Esto
les haría merecedores del Premio Nobel de Química, que se les otorgó de manera
conjunta en 1935.
De este modo, la familia Curie es la que más premios Nobel atesora
hasta la fecha. Tres de sus miembros premiados (Pierre, Marie, Irène), cuatro
si incluimos al hijo político.
Además, los hijos de Irène y Frédéric,
Helène y Pierre, han tenido también notables carreras: ella como física
nuclear, siguiendo la tradición familiar, y él como biólogo.
Marie y Pierre Curie con su hija Irène, 1902.
Padres Nobel:
Los descubrimientos en torno a los
fenómenos radiactivos sirvieron para que su marido y ella obtuvieran el Premio
Nobel de Física en 1903, compartido con Becquerel.
El dinero del premio, 70,000 francos,
no lo dedicaron a llevar una vida más holgada, sino que lo emplearon en su
totalidad en el laboratorio, de manera que tuvieron que continuar dando clases
para ganarse la vida; en el caso de Marie, en un instituto a las afueras de
París. Sólo cuando Pierre ganó una cátedra pudo contratar finalmente a su mujer
como jefa de laboratorio.
Pionera en casi todo
Tres años después, en 1906, Pierre
moriría en un desgraciado accidente, atropellado por un auto en plena calle.
Ella, viuda con treinta y ocho años, siguió en solitario con las
investigaciones de ambos y empezó a lograr reconocimientos, por ejemplo al ser
la primera mujer en dar clases en la centenaria Sorbona –ese mismo año, en
sustitución de su marido– o cuando logró ganar su cátedra en 1908.
El segundo premio Nobel
En el plano científico, publicó
tratados acerca de la radiactividad y se dedicó a acumular mineral de radio,
muy escaso.
La radioterapia empezaba a ser vista
como un sistema para curar el cáncer y esta posibilidad popularizó las
investigaciones de Marie, tanto que en 1911 el jurado del Nobel quiso
galardonarla a ella sola por su descubrimiento del radio, lo que llevó a que se
le concediera el Premio Nobel de Química.
Curie se convirtió en una figura
inmensamente conocida. Aun así, no varió su aspecto, que era tremendamente
severo: siempre vestida de negro, con gesto serio y sin concesiones a la
coquetería, aunque en realidad se trataba de una persona de inmensa pasión que,
como llegó a decir, estaba tan cautivada por la ciencia que renunció a
enriquecerse con ella.
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