Casi todos los índices de Occidente —incluidos los de
Argentina— muestran un corrimiento hacia adelante de la edad del primer
casamiento. Tres investigadoras analizan qué factores influyen para que esto
ocurra y nuestros lectores cuentan sus experiencias.
En 2017, un estudio de la Universidad de Utah determinó la mejor
edad para casarse. El asunto inquietaba a los utaheños porque su Estado tenía
el registro estatal más joven para los casamientos: 24 años para las mujeres,
26 para los varones (frente a un promedio en Estados Unidos de 27 y 29,
respectivamente). La investigación había comenzado dos años antes siguiendo la
continuidad de parejas casadas entre 2006 y 2010, y finalmente el trabajo
estableció dos cosas.
“Hoy en día, en muchísimos países, Argentina
incluida, la unión convivencial es reconocida legalmente para los trámites que
importan, tales como la toma de decisión cuando hay un miembro de la pareja
incapacitado por enfermedad, pensiones si hay muerte, reconocimiento del
domicilio conyugal, etcétera. Y la disolución, el divorcio, es más engorrosa y
costosa. Al mismo tiempo y como lucha por la igualdad de derechos, el
matrimonio igualitario como norma legal gana terreno”.
Primero,
que los que se casan entre los 28 y los 32 años tienen más posibilidades de que
su matrimonio sea exitoso. Segundo, que las chances de divorcio son altas para
los que lo hacen antes de los 20 años o entre los 32 y 45 (“Las personas que
esperan más allá de los 30 para casarse pueden no estar predispuestas a hacer
un esfuerzo por que salga bien el matrimonio”, dijo el sociólogo Nick
Wolfinger, líder de la investigación).
Sin embargo, más allá de los hallazgos de la Universidad de
Utah, los casamientos más jóvenes ocurren en África (en Chad y Níger, el
promedio es de 19 años). Y, por el contrario, Occidente es la región en la que
la gente se casa más tarde. Y especialmente Europa Occidental, donde los
registros suben de 30 años (en Suecia la cifra nacional es de 34 años o más).
En el continente americano los índices son más irregulares: en México la edad
es 27; en Canadá es 30; en Brasil es 31; en Chile es 34; y en el resto de
Sudamérica (excepto Ecuador y Surinam), entre 24 y 26. En la Argentina es 25
años y medio.
“Entender
la decisión de casarse y a qué edad se define, cuando se la toma, es una de las
cuestiones más interesantes de pensar porque no tiene respuestas sencillas”,
dice Isabella Cosse, investigadora del CONICET con sede de la Escuela de
Interdisciplinaria de Altos Estudios de la UNSAM (también es investigadora del
IIEGE, de la UBA, y autora de Pareja, Sexualidad y Familia en los
años sesenta y otros libros).
La
demógrafa Georgina Binstock —señala Cosse— mostró que en la Argentina existe un
aumento de la edad al primer matrimonio: la mitad de las mujeres nacidas antes
de la década de 1960 contrajeron matrimonio antes de cumplir los 22 años, y
siete de cada diez ya se habían casado al cumplir los 26 años. Las proporciones
entre las mujeres nacidas durante la década del 1960 y 1970 se reducen casi a
la mitad.
“Pero cuidado”, sigue Cosse, “esto no
significa que las personas no puedan vivir en pareja sin estar casadas. Allí
está un nudo clave de las transformaciones. Las uniones consensuales, que
siempre han tenido enorme importancia en las sociedades latinoamericanas, en
especial entre las clases populares, han cobrado aún más importancia y lo han
hecho en forma transversal a diferentes clases”.
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Pasaron del 21% en 1990 a 30% en 2005.
·
Hubo un aumento de los nacimientos
extramatrimoniales de 29% en 1980 a 57% en 2000.
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