SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 9 de octubre de 2025

Hoy sabremos más de Gustave Caillebotte, fue llamado "el pintor del silencio".

 




Este casi desconocido pintor millonario a quien se le llama el "pintor del silencio" o el "pintor de las perspectivas", nació el 19 de agosto de 1848 en París, Francia, y falleció el 21 de febrero de 1894 en Gennevilliers, Francia. 




Gustave Caillebotte es llamado "el pintor del silencio" por su habilidad para capturar la soledad y las distancias entre las personas en sus obras, especialmente en escenas urbanas y de interiores burgueses. A diferencia de la efervescencia de otros impresionistas, Caillebotte se enfocó en la quietud, las perspectivas audaces, la melancolía y un orden arquitectónico que resaltaba la desconexión humana. 



Caillebotte no fue solo pintor. También destacó como coleccionista, mecenas y comisario de exposiciones. Heredero de una fortuna familiar, pudo dedicarse plenamente al arte en todos estos ámbitos y ayudando a consagrarse a un movimiento que como sabemos empezó siendo rechazado por el arte oficial y obligado a exponer en salones independientes. Caillebotte financiaría muchas de estas exposiciones, permitiendo al mundo conocer a «artistas renegados» como Renoir o Monet.



Gustave Caillebotte empezó siendo realista, muy ligado a la pintura de Courbet y Millet, hasta que conoció a los impresionistas y se enamoró de este nuevo lenguaje pictórico lleno de luz y color. Sin embargo no renunció a plasmar la realidad tal cual la veía, entrando en contacto en la fotografía, que influenció claramente en su obra, como lo haría en la de su colega y amigo Degás.



Sus escenas domésticas tanto en interiores como en exteriores parecen instantáneas, y muchas veces corta la composición tal como lo haría una máquina fotográfica. Retrató tanto a la alta burguesía en sus silenciosos momentos de ocio como a la clase obrera en sus labores (conocidísmos sus «Cepilladores de parquet»), algo que desataría numerosas críticas.
Serán sus instantáneas del París urbano las que tendrían más éxito. 



Esas exageradas y profundas perspectivas, ese realismo contundente, esas escenas de los parisinos captados en su vida diaria muestran su exquisita técnica, que muchos criticaron por sacrificar la emoción a cambio de naturalismo.

 

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