Las críticas
severas contra el Papa Francisco por "hacer política", y su supuesta
intromisión en los asuntos internos del país, obligó a los obispos a salir en
defensa del pontífice y subrayar la relación íntima que existe entre fe y
política.
No fue un mero
formalismo a tono con el tercer aniversario del inicio del pontificado de Jorge
Bergoglio, que se cumplió el domingo, sino un tema debatido y consensuado
puertas adentro de la Iglesia
con la intención de salir al cruce de dirigentes, y no pocos católicos, que
denostaron al Papa.
"La
situación no daba para más. No nos podíamos quedar callados frente a tantas
ofensas y expresiones sin fundamento contra la figura del Papa", reconoció
a DYN un obispo que pidió no ser identificado, e impulsó entre sus pares la
redacción de un documento defensivo.
Empero el texto
institucional del Episcopado, difundido este viernes, quedó a medio camino en
su intencionalidad.
Apenas una
reivindicación de la opción por los pobres y excluidos del pontífice argentino,
un llamado a fortalecer la amistad social, y una advertencia frente a lo que
los obispos consideraron gestos y palabras de caridad del Papa no siempre bien
interpretados.
En este sentido,
la reflexión personal que escribió el presidente de la Comisión Episcopal
de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, fue más directa e incisiva, y sobre
la base argumental de que el accionar del pontífice es doctrina social en su
más pura esencia.
El prelado apuntó
a los dirigentes y católicos que no entienden, o no quieren entender, que el
Papa "hace política" con su compromiso por la paz entre Israel y
Palestina, su contribución al deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos, o su aliento a los caminos de entendimiento entre el gobierno de
Colombia y la guerrilla de las FARC.
"Hace unas
semanas escuché algunas críticas hacia Francisco y no puedo imaginar que
alguien que desarrolla este despliegue mundial por la paz y la justicia quiera
apoyar la violencia y la división en su tierra", planteó monseñor Lozano a
modo de interpelación.
Lozano cuestionó
que haya muchos que no entiendan la vinculación entre fe y política, y
prefieren una propuesta exclusivamente orientada a la piedad. Excluyó, sin
embargo, a quienes critican al Papa por autorreferencialidad o complejo del
"último orejón del tarro".
Sin destinatarios
explícitos, el mensaje eclesiástico se interpretó en ambientes políticos como
un tiro en elevación para la diputada nacional Elisa Carrió, quien rechazó en
forma virulenta que Francisco "se meta en la Argentina " y le
recordó que "fue elegido Papa, no dirigente de una unidad básica".
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