SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 23 de septiembre de 2025

¡QUE DATO! Investigadores británicos entrenan perros capaces de detectar el Parkinson, con un 98% de seguridad.

 

Perros entrenados pueden detectar el Parkinson años antes de que aparezcan los síntomas visibles, gracias a un cambio en el olor corporal. Los perros identifican alteraciones en el sebo, una sustancia oleosa de la piel que cambia con la enfermedad.



·         Perros detectan Parkinson años antes de síntomas visibles.

·         Olor específico en la piel, clave para el diagnóstico temprano.

·         Pruebas no invasivas, precisas y accesibles.

·         Adiestramiento canino complementa la investigación científica.

·         Puerta abierta a sensores biomédicos inspirados en el olfato animal.

Los perros pueden detectar algunas enfermedades neurológicas, como el Parkinson, años antes de que aparezcan los síntomas

Un par de perros especialmente entrenados ha demostrado que el Parkinson deja una huella olfativa en la piel humana. Esta señal es tan clara que un perro entrenado puede detectarla con una precisión sorprendente, incluso cuando la enfermedad aún no ha mostrado sus signos más conocidos.



Este hallazgo podría revolucionar el diagnóstico precoz del Parkinson: un proceso más rápido, económico y sin necesidad de métodos invasivos, justo en una etapa donde la intervención médica todavía puede marcar la diferencia.

El olfato como herramienta médica

La investigación fue posible gracias a la colaboración entre la organización Medical Detection Dogs, con sede en Milton Keynes, y científicos de las universidades de Bristol y Manchester.

Durante varios meses, los entrenadores de la organización enseñaron a dos perros tipo retriever a identificar el olor presente en el sebo, una sustancia oleosa que segrega nuestra piel. Cuando está presente el Parkinson, su composición cambia, generando un aroma sutil pero constante.

El entrenamiento se realizó utilizando más de 200 muestras de gasa, impregnadas con sebo de pacientes recién diagnosticados, personas sanas y otras con afecciones distintas. Los perros, al identificar una muestra positiva, eran premiados discretamente, reforzando su capacidad de detección.



En el ensayo final, doble ciego, los resultados fueron contundentes: hasta un 80 % de sensibilidad y un 98 % de especificidad. Es decir, los perros no solo reconocieron la enfermedad con una precisión comparable a algunos análisis clínicos, sino que también lo hicieron en pacientes con otras dolencias coexistentes, demostrando la robustez del marcador olfativo.

Una señal previa a los temblores

Aunque el olfato de los perros ya ha sido utilizado en otros contextos médicos, su aplicación en enfermedades neurológicas se debe a una observación concreta: el exceso de sebo y el cambio de olor corporal preceden a los temblores y otros síntomas motores por varios años.

El caso de Joy Milne, una enfermera escocesa que notó un cambio en el olor de su esposo mucho antes de que fuera diagnosticado con Parkinson, fue clave para dirigir la atención científica hacia el sebo como marcador precoz.

Hoy, los laboratorios avanzan en la identificación molecular de estos compuestos mediante espectrometría de masas, pero este proceso requiere equipos caros y personal especializado. Por eso, los perros representan una alternativa accesible y altamente eficiente.

Más allá del olfato canino

Aunque los perros no reemplazarán a los neurólogos, sus narices están ayudando a científicos a identificar los compuestos volátiles específicos del Parkinson. Estos datos son esenciales para el desarrollo de biosensores, pequeños dispositivos capaces de detectar la enfermedad de forma autónoma y portátil.

El equipo de la profesora Perdita Barran, en la Universidad de Manchester, ya está analizando las muestras químicamente para reproducir el olfato canino en dispositivos electrónicos. La idea es que, en el futuro, se puedan fabricar sensores de bajo coste que, mediante un simple hisopo cutáneo, den una lectura rápida del riesgo de Parkinson.

Otras enfermedades en la mira

Este tipo de investigación se está extendiendo a otras afecciones neurológicas. Existen evidencias de que perros también pueden detectar Alzhéimer, esclerosis múltiple, e incluso cambios sutiles en personas con migrañas o trastornos del espectro autista.

En el caso del Alzhéimer, los pacientes pueden emitir cambios en el olor corporal mucho antes de que se deterioren cognitivamente. Algunos perros también reaccionan de forma inusual antes de un episodio de migraña o una crisis sensorial en niños autistas, actuando como un sistema de alerta precoz.

Estos comportamientos no solo tienen valor anecdótico. Se están estructurando investigaciones clínicas que buscan comprender y estandarizar esta capacidad para incorporarla en estrategias de diagnóstico preventivo.

Hacia sensores inteligentes inspirados en el olfato

Uno de los próximos pasos es incluir a personas con trastorno de conducta del sueño REM, un estado que precede al Parkinson en muchos casos. Si los perros logran identificar la enfermedad en esta fase, se abriría la posibilidad de intervenir hasta una década antes del diagnóstico tradicional.

Además, si se identifican compuestos volátiles comunes en distintas poblaciones y regiones del mundo, se podrán diseñar sensores que funcionen de manera universal, sin depender del contexto geográfico o genético.

Esto cambiaría radicalmente el paradigma del diagnóstico temprano, sobre todo en países con sistemas de salud limitados, donde el acceso a neurólogos y pruebas especializadas es escaso o lento.

Más información: Trained dogs can detect the odor of Parkinson’s disease.

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