Según el equipo de investigación de la Universidad Wake Forest, la deforestación en la selva peruana es impactante: más de 170.000 acres han sido devastados, lo que equivale a 200 Central Park. La deforestación en la selva peruana se debe a la minería a pequeña escala. Extrae el oro, pero pierdes el bosque.
Investigadores del Centro de Innovación Científica Amazónica de la Universidad de Wake Forest califican de “impactante” la magnitud de la deforestación que sufren los bosques tropicales peruanos como resultado de la minería a pequeña escala en esas zonas para extraer oro.
Más de 170,000 acres de selva destruidos en los últimos 5 años, el 30% más de lo que se había calculado anteriormente, para que te hagas una idea son como 200 Central Park de Nueva York.
El equipo de investigación buscó primero identificar las áreas afectadas por esta actividad minera, y luego definir una herramienta para detectar el nivel de deforestación que combina la tecnología de monitoreo existente CLASlite con los datos del Cambio Forestal Global, logrando obtener datos 20-25% más precisos que en el pasado.
Lo que los científicos han descubierto es que el efecto de esta actividad minera sobre el medio ambiente es devastador.
Estas pequeñas explotaciones mineras artesanales no pretenden extraer grandes cantidades de oro, sino recoger las diminutas escamas de oro dispersas en la selva: su modus operandi consiste en liberar la tierra de los árboles o dragar el sedimento del río, y luego utilizar el mercurio para extraer el metal precioso, dejando el paisaje destruido, desprovisto de la mayor parte de la vegetación y con residuos de mercurio, lo que tiene efectos tóxicos y catastróficos en cualquier otra forma de vida vegetal y animal.
Es una actividad que parece dar frutos desde el punto de vista económico, pero que conduce a la destrucción desde el punto de vista medioambiental.
Entre las causas que han llevado a este fenómeno está, por un lado, la construcción en el año 2000 de la Carretera Interoceánica, 2.603 km de autopista que conecta Perú y Brasil y que de hecho ha hecho accesibles estas zonas antes de difícil acceso, y por otro lado, el hecho de que esta pequeña actividad minera no requiere de una inversión inicial significativa ni de equipos especiales y por lo tanto es atractiva para muchos.
En este punto, los académicos esperan que esta investigación científica pueda ponerse al servicio de los procesos de toma de decisiones sobre la conservación del medio ambiente a nivel gubernamental.
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