¿Que dice el INTA?
-que es el Instituto Nacional de Tecnología agropecuaria de Argentina-
Desde
el descubrimiento accidental de la penicilina por Alexander Fleming, su uso fue
creciendo y permitió mejorar la calidad de vida de las personas y la
productividad de los sistemas agropecuarios. Si bien representan una gran
herramienta, su uso desmedido causa una serie de inconvenientes.
En
producción animal, los antibióticos son utilizados cada vez más debido a la
gran intensificación de los sistemas para producir alimentos. El mal manejo de
los antibioticos, como es no respetar el tiempo recomendado desde su administración
al consumo del producto animal, puede ocasionar su aparición en el alimento
pudiendo provocar en el consumidor alergias, efectos tóxicos o bien asociarse a
resistencias bacterianas.
Sin
embargo, con un correcto y responsable manejo de estas sustancias es bajo el
riesgo que se den casos de toxicidad y alergias. Las concentraciones residuales
de antibióticos presentes en alimentos provenientes de animales tratados,
difícilmente sean capaces de seleccionar bacterias resistentes, dado que a tan
bajas concentraciones los antibióticos no pueden actuar sobre microorganismos
resistentes ni sensibles. Por lo tanto, el principal riesgo para la salud de
los consumidores no está dado por los residuos, sino por el desarrollo de
resistencias en bacterias de los mismos animales. La aparición de cepas bacterianas
resistentes a los antibioticoa es cada vez más frecuente y pueden ser patógenas
para el humano.
A modo
de graficar la importancia que puede tener esto en la salud pública, podemos
citar como ejemplo la prohibición de la avoparcina en los animales de Europa,
tras la resistencia cruzada que generó la utilización de dos antimicrobianos
como la avoparcina (promotor de crecimiento en la alimentación animal) y la
vancomicina (antibiótico para infecciones en humanos).
Esta
resistencia se debe a que ambos poseen una molécula similar, tienen los mismos
mecanismos de acción y generan en los microorganismos una resistencia cruzada
entre ellos. Por ejemplo, hay microorganismos que pueden comportarse como
patógenos intrahospitalarios en pacientes inmunodeprimidos y la vancomicina es
la única droga disponible para su tratamiento efectivo.
Es
decir, si tras la utilización de avoparcina se produjo resistencia bacteriana
en los animales (también lo será a la vancomicina), entonces cuando en el
humano se tenga que combatir la misma bacteria ya no habrá antibiótico
efectivo.
La
intensificación de la producción animal trae aparejado la mayor utilización de
ATM, ya sea como promotores del crecimiento o para el tratamiento de enfermedades.
Deberá discutirse mucho la utilización de Promotores de crecimiento en nuestro
país, ya que hay países que han adoptado restricciones que incluyen la
prohibición. Por otro lado, el control de las enfermedades de los animales con
ATM no puede ser un sustitutivo de la mala gestión agropecuaria, porque estamos
poniendo en riesgo la salud pública.
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