PREDICA en FAVOR del GLIFOSATO: El glifosato desempeña un papel importante en la producción de cultivos. Les aporta muchos beneficios a los agricultores y posibilita la adopción de prácticas agrícolas sostenibles tales como la labranza de conservación. Se ha observado una creciente oposición al uso de glifosato a pesar de sus antecedentes de uso seguro durante más de 40 años.
Recientes estudios de casos independientes han brindado nuevas percepciones en cuanto a las consecuencias económicas y ecológicas para limitar el uso del glifosato en la UE. Estos “escenarios hipotéticos” predicen retos significativos para los agricultores y un posible mayor impacto en el medio ambiente. Si se restringiera el uso del glifosato aumentarían los precios de las alimentos y se reduciría la participación de la UE en el mercado agrícola mundial. De hecho, se estima que de no haber glifosato, los rendimientos de las cosechas para los agricultores podrían disminuir en un 5 a un 40%, dependiendo de la región, reduciéndose la participación de muchos cultivos de la UE en el mercado global.
PREDICA en CONTRA del GLIFOSATO: Mary Ellen Kustin, analista de políticas ambientales en el “Environmental Working Group”, en un comunicado a la prensa mencionó que “el uso de glifosato combinado en los cultivos modificados genéticamente ha generado una amenaza de salud pública y ha dañado cultivos en el mundo”.
“La pulverización del producto se ha incrementado varias veces al año en la mayoría de las áreas de cultivo de EU. El gran consumo de este herbicida tóxico de Monsanto, es una clara muestra de que la dependencia de ese producto químico es una costumbre que ha causado mal”. (M. E. Kusting).
El glifosato fue descubierto en 1950 por el Dr. suizo Henri Martin, quien rápidamente aprendió que no iba a ser útil para su compañía farmacéutica. El Dr. John Franz, químico de Monsanto, se dio cuenta de que el glifosato funcionaría como herbicida en 1970 y el Roundup basado en glifosato se estrenó en 1974. Pero el Roundup eliminó las malas hierbas, pero también eliminó los cultivos sanos. El producto químico no prosperó en el mercado hasta 1996 cuando Monsanto estrenó variedades de soja, maíz y algodón tolerantes a herbicidas genéticamente modificados.
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