Los nuevos corazones artificiales,
más seguros y duraderos, se están consolidando como
"terapia puente" en pacientes graves de insuficiencia cardiaca a la
espera de un donante pero también como "terapia de
destino" (definitiva) en aquellas personas que no son susceptibles de
someterse a un trasplante.
Hace dos años y medio que
en España se empezó a implantar este tipo de
dispositivos de última generación, de los que ya se benefician 26 pacientes,
una cifra aun lejana de los 2.500 que
se instalaron el año pasado en Europa. Así lo
ha señalado este jueves el doctor Santiago Serrano,
cirujano cardiovascular del Hospital Puerta de Hierro de
Madrid, en rueda de prensa con motivo de la inauguración del XXIII
Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Torácica Cardiovascular.
Los dispositivos se colocan en el interior del
tórax y se conectan al corazón para que bombee la sangre desde el ventrículo
izquierdo hacia la aorta. La cirugía dura aproximadamente dos
horas y se hace mediante una técnica novedosa que consiste
en "no abrir todo el esternón, sino en hacer dos
pequeñas incisiones", una en la punta del corazón, donde
se instala una de las partes del dispositivo, y otra cerca de la aorta, ha
precisado este cirujano.
Aunque el precio es elevado, no son mucho más caros que un trasplante y,
además, se consolidan cada vez más como una alternativa puesto que los
pacientes van en aumento y el número de donantes está estabilizado, ha
precisado el doctor Jacobo Silva, jefe de
cirugía cardíaca del Hospital
Central de Asturias.
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