El astillero Contessi atravesó una tarde-noche
particular. Este jueves, con la luz del día ya disipada y la marea en un punto
alto, botó al “Federico C”, el buque más importante en la historia de la
empresa, fundada allá por 1950.
El porte de este congelador
tangonero explica el punto de inflexión. La embarcación mide 39,9 metros de eslora;
9,70 de manga moldeada; además, exhibe casco de doble arista, proa con bulbo y
hélice; todas características emergidas de un diseño propio.
La unidad responde al prototipo 39AC/GV, orientado la
pesca con tangones y congelado del producto abordo. Se trata de
una apuesta del propio grupo empresario, ya que reemplazará al “Miss
Patagonia”, con más de treinta años de servicios.
Propulsión y
carga
Como parte del equipamiento, cuenta con motor principal
Yanmar 6EY22AW, un auxiliar de babor y otro auxiliar de estribor Mitshubisi S6R
T2MPTK, más un motor generador de puerto Cummins 6CTA-G2GD1 y planta eléctrica
con tres alternadores.
De acuerdo a los detalles ofrecidos por los
constructores, puede congelar 18 toneladas del marisco por día y alojar a 32
tripulantes. Su nombre, por si hace falta aclararlo, es un
homenaje a Federico Contessi, fundador de la firma, y testigo
ayer de la botadura.
Desde el interior de un
vehículo cercano al varadero, “Don Federico” pudo contemplar con orgullo como
el barco tocaba por primera vez las aguas interiores del puerto local. Minutos
antes, sus nietas, Justina Goñi y Verónica Angeleri, había estrellado la botella
de champagne sobre el casco en calidad de madrinas.
Ceremonia y
emoción
Se trató de una ceremonia
particular, con una mínima cantidad de público; principalmente compuesta por
obreros navales, algunos contratistas, empleados afectados a la maniobra, la
tripulación y monseñor Armando Ledesma, quién bendijo a la embarcación.
El distanciamiento social que impone el coronavirus y la
necesidad de bajar al buque con una marea extraordinaria, alentada por los
vientos del sureste que soplaron en las últimas horas, le dieron forma a un
acto austero, pero plagado de emoción, gritos de alegría y lágrimas.
Atrás quedaron 75 mil horas
hombre invertidas en esta construcción. Ahora, resta el alistamiento final de
sistemas eléctricos y frigoríficos, que se realizará con el buque a flote, así como
la puesta en marcha de algunos equipos importados.
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