Es una efeméride que
pretende promover una conciencia ecológica en los ciudadanos del mundo,
contribuyendo al cuidado de la salud de las personas y del medio ambiente.
El
uso del coche nos facilita la vida al poder trasladarnos con comodidad de un
sitio a otro, pero el incremento de la cantidad de vehículos circulando en las
grandes ciudades aumenta significativamente su huella de carbono, ocasionando
daños irreparables a la capa de ozono.
¿Cómo se originó la creación de este Día
Mundial?
El origen de este día mundial se remonta al año 1973, cuando varios
países de Europa vieron limitadas sus reservas de petróleo y por ende, de
combustible debido a que los países árabes aliados en la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) suspendieron la venta de petróleo a los países
que apoyaron a Israel, durante la guerra de Yom Kipur.
De esta manera
comienzan a surgir algunas alternativas para disminuir el uso de vehículos,
tales como el racionamiento de gasolina, así como la promoción del uso de
medios de transporte más eficientes.
En
el mes de octubre de 1994 algunas ciudades a nivel mundial comenzaron a aplicar
el Día
sin Coche. Las pioneras fueron Reikiavik (Islandia), La Rochelle
(Francia) y Bath (Reino Unido).
Gran Bretaña se convirtió en el primer país en adoptar esta iniciativa a nivel nacional, en el año 1997. Ya en el año 2000 la Comisión Europea declaró el 22 de septiembre como Día Mundial Sin Coche, extendiendo las actividades asociadas a la celebración por toda una semana, conocida como Semana Europea de la Movilidad.
¿Por
qué es recomendable no usar el coche?
La
razón de proclamar un Día Mundial Sin Coche se centró principalmente
en tomar conciencia del verdadero uso que se le debe dar a este medio de
transporte.
Generalmente
las personas suelen desplazarse cómodamente en su coche aún en distancias
cortas, aumentando el tráfico, el caos vehicular y la contaminación del aire.
Ello
es debido a la emisión de gases y partículas altamente nocivas generadas por
los motores de combustión interna de los vehículos, tales como monóxido de
carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y óxidos nitrosos (NOx).
Por
otra parte, el uso continuo de vehículos implica un gasto fijo que afecta el
ingreso familiar: gasolina, parking, mantenimiento preventivo y correctivo,
pago de seguro e impuestos.
Los
coches no solo generan mayor contaminación ambiental y acústica.
También contribuyen al incremento de accidentes de tráfico y la pérdida de
vidas. Asimismo, incentivan al sedentarismo en las personas por no caminar para
desplazarse, ocasionando consecuencias en el organismo,
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