SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 26 de septiembre de 2021

LECTURA de DOMINGO: Además de causar apendicitis… ¿Tiene utilidad el apéndice?

 

La función del apéndice se ha discutido de manera reiterada. “Durante mucho tiempo se le consideró un órgano residual que se había atrofiado por carecer de utilidad. Esta versión venía apoyada por el hecho de que, tras la apendicitis, las personas pueden seguir viviendo sin problemas”, indica Carmen del Arco Galán, responsable de la Secretaría Científica de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) y presidenta de SEMES Madrid.



“El apéndice es un asa intestinal, comunicada con el ciego (el inicio del intestino grueso), que no tiene continuidad en uno de sus extremos. Su aspecto de tubo móvil pequeño y estrecho recuerda a un gusano en movimiento, por eso se le denomina apéndice vermiforme”, describe la doctora.

Investigaciones recientes apuntan a que “en ese asa de pequeño tamaño existe un reservorio de bacterias intestinales que permitiría recuperar la flora intestinal tras una enfermedad que la destruyese o sustituyese, por ejemplo, una gastroenteritis prolongada”, manifiesta la especialista.

Además, el apéndice “es un órgano linfoide. Eso significa que en su pared existe un importante número de células que pertenecen al sistema inmune, a las defensas del organismo, como las que hay en las amígdalas de la garganta o en los ganglios”, añade.

La inflamación del apéndice:



La doctora Del Arco recuerda que el sufijo “itis” implica inflamación. Por lo tanto, la apendicitis es la inflamación del apéndice, como la gastritis es la inflamación del estómago o la tendinitis, la inflamación del tendón.

En el caso del apéndice, “la inflamación se inicia en la pared interior, en la capa de células linfoides. La respuesta a la inflamación conduce a la producción de moco y acaba por ocluir la luz. Esa oclusión hace que se vaya distendiendo la pared, como cuando inflamos un globo”.

Acerca de qué ocurriría a continuación, la especialista continúa: “La propia distensión comprime los vasos sanguíneos que llegan hasta allí para aportar oxígeno y nutrientes, de modo que dejan de hacerlo, lo que conduce a la muerte de la pared del apéndice (necrosis) que finalmente se rompe, permitiendo la salida al espacio peritoneal del contenido fecal del intestino”.

“Esto produce más inflamación (peritonitis) y desencadena una respuesta general con caída de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardiaca, fallo del riñón, del hígado y del corazón que acaba en shock séptico y en la muerte”, describe la doctora.

Otras veces la causa “es una obstrucción por un acúmulo de restos fecales, fecalitos o apendicolitos, o por un cuerpo extraño que se impacta como una chirla o un hueso o bien por parásitos (gusanos). Hay otras posibilidades, pero son muy poco frecuentes”, apunta.

Apendicitis: dolor, náuseas y vómitos

La doctora Del Arco señala que la apendicitis puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en niños por encima de cinco años y en jóvenes. No obstante, indica que también se ha dado en lactantes y ancianos. “Parece que existe una predisposición familiar y se está investigando la asociación entre la apendicitis y otras patologías del tubo digestivo. Sin embargo, aún no hay nada concreto y fiable al respecto”, aclara.

Los síntomas de la apendicitis “comienzan con una molestia poco clara, difusa, difícil de definir, en la zona media y alta del abdomen. Esto tiene que ver con el desarrollo embrionario del tubo digestivo que empieza siendo eso, un tubo alargado, que después se dobla y repliega siguiendo un eje en la zona central y superior del abdomen. Debido a ese origen, las terminaciones nerviosas que registran el dolor transmiten una información no localizada y poco precisa”, expresa la facultativa.

Después del dolor aparecen náuseas y vómitos. “Este dato es importante pues el dolor en los cuadros que acaban siendo quirúrgicos precede a los vómitos. En cambio, en los cuadros de otro origen, como la gastritis, los vómitos aparecen primero y el dolor después”, recalca.

En el caso de la apendicitis, el dolor cambia de características al cabo de unas horas. Entonces “se localiza en un punto que suele ser la fosa iliaca derecha, un poco por encima de la ingle de ese lado. Ahí ya existe un punto claro de dolor”.

 

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