WASHINGTON,
D.C., 25 de noviembre de 2021 (OPS) - Una nueva publicación de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca el efecto devastador de
la pandemia por COVID-19 en la salud mental y el bienestar de las poblaciones
de las Américas, así como el impacto que tuvieron las interrupciones de los
servicios en toda la región.
"Fortaleciendo las respuestas de salud
mental a la COVID-19 en las Américas: un análisis de la política sanitaria y
recomendaciones", publicado recientemente en The Lancet Regional
Health - Americas, examina estudios y datos de los países de la región en un
esfuerzo por comprender mejor el impacto de la pandemia en la salud mental de
la población.
Los datos analizados
muestran que más de cuatro de cada diez brasileños han tenido problemas de
ansiedad, los síntomas de depresión se quintuplicaron en Perú, y la proporción
de canadienses que informaron de altos niveles de ansiedad se cuadruplicó como
resultado de la pandemia.
"El mensaje es claro:
hemos estado operando en modo de crisis desde el inicio de la pandemia",
afirmó el doctor Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y
Salud Mental de la OPS. "Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma
de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las
Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto
adverso en la salud mental ha sido generalizado", destacó.
El documento también
indica un marcado aumento de los incidentes de violencia doméstica durante la
pandemia, citando estudios nacionales basados en los registros de las líneas
telefónicas de ayuda, los informes policiales y los datos de los proveedores de
servicios, lo que agrava los ya elevados índices de violencia de la región, que
triplican la media mundial.
En el documento se analizan
además las consecuencias para la salud mental de las personas que padecieron el
nuevo coronavirus. "Los datos existentes sugieren que a un tercio de las
personas que sufrieron COVID-19 se les ha diagnosticado un trastorno
neurológico o mental", dijo la autora principal del documento de la OPS,
Amy Tausch. "Esperamos que el aumento de la carga de la salud mental pueda
ser uno de los efectos más importantes de la COVID-
En un momento en que la
atención y el tratamiento son más necesarios, la publicación señala continuas
interrupciones en los servicios esenciales para los trastornos mentales,
neurológicos y por consumo de sustancias en más de la mitad de los países de la
región.
"La falta de acceso a
los servicios de consejería, la menor disponibilidad de atención en persona y
el cierre de escuelas han limitado las formas en que las personas pueden recibir
apoyo en materia de salud mental, dejando a muchos aislados, vulnerables y en
mayor riesgo", consideró el doctor Renato Oliveira, jefe de la Unidad de
Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.
El material también
documenta el impacto de la COVID-19 en la salud mental de las poblaciones
vulnerables, como los jóvenes, las mujeres, las personas con enfermedades
mentales preexistentes, así como los trabajadores de la salud y de primera
línea y las personas de menor nivel socioeconómico, y señala que estos se han
visto más gravemente afectados por las interrupciones de los servicios de salud
mental.
Los autores piden que se
actúe de inmediato para reforzar los sistemas y servicios de salud mental en la
región, con especial atención a la integración del apoyo psicosocial en
sectores y entornos como la atención primaria de salud, la educación, los
servicios sociales y los sistemas de apoyo comunitario. Para mitigar el impacto
de la pandemia, los autores subrayan que la salud mental debe incorporarse a los
planes de preparación, respuesta y recuperación ante emergencias.
Antes de la pandemia, se
había calculado que los trastornos mentales costarán a la economía mundial 16
billones de dólares en 2030 si no se abordan. Se necesitan urgentemente
inversiones adicionales, y a medida que los países aumentan las inversiones en
servicios de salud mental, los autores instan a dar mayor prioridad a los
grupos en situación de vulnerabilidad.
"La salud mental ha
sido durante mucho tiempo un área descuidada de la salud pública en las
Américas. Los gobiernos deben aprovechar la pandemia por COVID-19 como una
oportunidad para reforzar sus servicios de salud mental y hacer las inversiones
necesarias para reconstruir mejor y en forma más justa", subrayó el doctor
Oliveira.
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