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Diario la Nación: "Nos alegra mucho volver a unir la provincia", dice
con entusiasmo Dario Dukart, jefe comercial del Tren Patagónico, que hoy vuelve
a cruzar la provincia de Río Negro desde Viedma hasta San Carlos de Bariloche, después de nueve meses sin hacerlo por las medidas de
prevención por el Covid. "Queríamos volver antes, pero no teníamos la
autorización de la Nación", confirma. Tendrá un protocolo que prevé el uso
de una formación pequeña, con capacidad de llevar hasta 80 pasajeros, y un
teléfono satelital para usar en caso que alguno de ellos presente síntomas para
que sea derivado al hospital más cercano.
"No tendrían que haber cerrado el servicio, dejaron sin ayuda
a los que más la necesitan", se queja Aníbal Cofré, de 50 años, desde Maquinchao, en
el medio de la inmensurable soledad de la estepa patagónica. La importancia
social del tren es invaluable, la formación cruza de hito a hito, en
La
última vez que funcionó el tren fue a mediados de marzo de 2020. Desde
entonces, la llamada línea sur rionegrina quedó aislada. La ruta 23, que corre
paralela a las vías, aún tiene tramos sin asfaltar y culturalmente no es
valorada para los 20.000 habitantes que viven en una constelación de pueblos
(doce son los más importantes) abrazados a las vías del tren.
Un
factor lo vuelve esencial: los costos. Un pasaje de Viedma a Bariloche tiene un
valor de $2.200. En micro, al valor se duplica. Entre las estaciones
intermedias, la diferencia se agiganta. "Para nosotros el micro es un
lujo, y muy pocos tenemos autos", afirma Luis Castillo, vecino de Clemente
Onelli, de 40 habitantes.
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