El escultor francés Auguste
Rodin completó El beso, una hermosa escultura de mármol, entre 1888 y
1898. Con su “modelado
fluido y suave, [una] composición muy dinámica y[un] tema encantador” (Museo Rodin), esta obra es
una de las esculturas más aclamadas del arte moderno.
La intención inicial de la
escultura era adornar las Puertas del Infierno, una escultura de
doble puerta inspirada en el Infierno de Dante. Con esta fuente de inspiración,
Rodin optó por incluir un relieve que mostraba a Francesca da Rimini—una mujer
noble del siglo XIII cuya historia fue presentada en la Divina Comedia de
Dante—teniendo una aventura con su cuñado.
Sin embargo, tras completar
la sensual pieza, Rodin la consideró “una gran chuchería esculpida siguiendo la
fórmula habitual”. Decidió excluirla del diseño final de las puertas y, en su
lugar, la adaptó, una decisión que dio lugar a la escultura que conocemos y
amamos hoy en dia.
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