La inclusión va más allá de una
simple «suma» o «adición» de personas o cosas. Es un enfoque social que
reconoce y valora las habilidades y potencialidades únicas de cada individuo,
buscando que todas las personas sean parte activa de la sociedad, en igualdad
de condiciones.
Según la UNESCO, la inclusión es
una oportunidad para enriquecer a la sociedad a través de la participación
activa en la vida familiar, educativa, laboral y social.
La inclusión ofrece numerosos
beneficios, como un mundo más equitativo y respetuoso frente a las diferencias,
brindando oportunidades a todas las personas sin etiquetar ni excluir.
Proporciona un acceso equitativo a través de la revisión constante de procesos
y la valoración del aporte de cada individuo a la sociedad. Es importante
destacar que la diversidad de los trabajadores es una fortaleza, no un revés,
lo cual motiva a dar lo mejor en el trabajo, aumentando la confianza y
mejorando las relaciones laborales.
En el ámbito de la discapacidad, la
inclusión implica proporcionar apoyos adecuados para que las personas con discapacidad
puedan participar plenamente en sus comunidades. Estos apoyos pueden variar
desde la adaptación de espacios para hacerlos accesibles, hasta capacitación
para maestros en la enseñanza inclusiva, y la asistencia de consejeros y amigos
en el ámbito laboral y recreativo.
Es fundamental respetar los deseos,
necesidades y elecciones de las personas con discapacidad en el proceso de
inclusión.
En resumen, la inclusión es un
enfoque valioso que promueve la participación activa y equitativa de todas las
personas en la sociedad, fomentando un mundo más equitativo, respetuoso y
enriquecedor.
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