SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 29 de junio de 2025

CONOCIÉNDONOS: ¿Qué es el chantaje emocional? ¿Cómo reconocer y actuar ante la manipulación emocional?

 

** Que aconsejan los especialistas. Nuestra sumisión en nada beneficia a quien ejerce este estilo de comunicación, ya que es la recompensa para que el manipulador o la manipuladora siga actuando.



El chantaje emocional es una forma inadecuada, irrespetuosa y agresiva de comunicación, donde se suele expresar una petición de cambio, solicitar ayuda o simplemente expresar disconformidad y queja, con un objetivo claro de conseguir lo que uno o una quiere, sin tener en cuenta los deseos de la otra persona.

El eje del chantaje emocional está en generar culpa, malestar en el receptor o la receptora y llevar a cabo una conducta de control sobre la otra persona, generando obligación y miedo.



Es habitual asociar el chantaje emocional con la manipulación, ya que es una práctica destinada a influir la voluntad de la otra persona, con el fin de conseguir que actúe como uno quiere y no como desea realmente.

En ocasiones, esta manipulación es muy sutil y sucede sin darnos cuenta, o cuando somos conscientes de ella ya hemos modificado nuestro comportamiento. Por ello, es muy importante estar atentos, estar conectados en el presente, ser conscientes de lo que está ocurriendo en cada momento, de lo que decimos, de lo que hacemos, de lo que queremos hacer; y más con aquellas personas con tendencia al chantaje y la manipulación.

 

Podemos diferenciar tres tipos de chantaje emocional, dependiendo de la “estrategia” que se utilice en la manipulación:




1.      Estrategia de la culpa. Muy utilizada en nuestra comunicación, es la más sutil y es el tipo de chantaje que puede pasar más desapercibido:

o    Con todo lo que he hecho por ti.

o    No puedes dejarme así, estoy sola, ¿no te das cuenta que estoy mal?.

o    Nunca me hubiera imaginado que irías a actuar así, me estás decepcionando, tú verás lo que haces.

2.    Estrategia de la agresión. Es la más directa, utiliza el castigo y el objetivo es generar miedo:

o    Si no haces lo que te pido me voy.

o    Como sigas con esta actitud rompo la relación

o    Si no me ayudas…

3.    Estrategia de hacer regalos. Es la más difícil de detectar, se utilizan los regalos y las promesas para conseguir el objetivo, premiando o diciendo que se va a premiar, en el caso de que se haga lo que el o la chantajista quiere.

o    Si me acompañas al concierto te acompaño al médico.

o    Si sigues conmigo te prometo regalarte todo lo que quieras.

o    Si vienes conmigo a ese viaje de empresa te prometo que voy al médico a hacerme las pruebas de fertilidad.

 

 


Chantajista Emocional

El o la chantajista emocional no siempre es consciente de lo que hace, en ocasiones actúa de forma voluntaria con un fin concreto, pero otras muchas es involuntario.

Es habitual tener en nuestras consultas de psicología a pacientes que tienden a la manipulación y sufren por ello, no se sienten satisfechos o satisfechas con su comportamiento pero no saben cómo cambiarlo, como modificarlo. Estas personas no dejan de ser víctimas de sus patrones de comportamiento que afortunadamente, sí se pueden modificar.

El o la chantajista emocional se comporta de una manera u otra dependiendo del ambiente, del entorno y de la persona o personas que tenga delante.

 

Influyen sus características de personalidad. Con frecuencia, el o la chantajista emocional tiene un estilo de comunicación agresivo, carece de asertividad y empatía al no respetar los derechos de sus allegados. Suelen ser personas con dificultades emocionales (en ocasiones desórdenes y patologías como los trastornos de personalidad), dificultades personales (inseguridades, fragilidad, baja autoestima, insatisfacción personal, celos, miedo al abandono, temor a la soledad, dependencia…) y necesidades muy acusadas (necesidad de atención, de cariño y afecto, de ganar y conseguir un logro para sentirse bien, para sentirse superiores en comparación con los demás, y viven las relaciones personales, a veces, como una competición o como una amenaza).

 

Es frecuente encontrarnos a chantajistas emocionales que han aprendido a actuar así desde un modelo aprendido en la infancia, de sus padres, hermanos, familia o del entorno más próximo. Normalizan ciertos comportamientos, sin plantearse siquiera que quizás son inadecuados o podrían vulneran los derechos de los demás.

Muchos o muchas tuvieron experiencias tempranas de manipulación, donde les motivaban a efectuar un cambio en su comportamiento a través de sentimientos de culpabilidad, obligación, responsabilidad o temor a represalias:

“Te dejo ser mi amigo si me regalas ese cómic”. “Te invito a la fiesta de mi cumpleaños si no te chivas a la profesora”. “Si fueras un buen hermano me dejarías la habitación más grande”

El o la chantajista emocional, en un porcentaje muy alto de las situaciones, consigue lo que quiere, utiliza la agresión verbal, el miedo, el temor o la culpa, como estrategias para hacer sentir vulnerabilidad o debilidad en la otra persona y provocar que ceda o sienta malestar si no hace lo que desea.

Al obtener una recompensa, aprenden que ese estilo de comunicación y actuación les beneficia, les compensa y en consecuencia vuelven a repetirlo, es lo que llamamos en Psicología, refuerzo.

 

Resulta bastante complicado detectar a un chantajista emocional, ya que no cumplen un único perfil, pero sí pueden presentar determinadas características comunes:

1.      Son observadores y analíticos, presentan una alta capacidad para identificar las emociones de las otras personas, su vulnerabilidad, debilidad e inseguridad, y saber con quiénes pueden actuar.

2.    Tienen una tendencia a las reacciones agresivas e impaciencia a la hora de conseguir lo que se proponen.

3.    Tienden a las amenazas cuando no consiguen lo que quieren.

4.    Responsabilizan a los demás de sus reacciones emocionales y de las consecuencias de las mismas.

5.     Presentan dificultad para respetar los derechos de las otras personas, no aceptan un no por respuesta y toleran mal las críticas.

6.    Tienen la capacidad de conseguir que los demás hagan o realicen cosas sin apenas darse cuenta de la manipulación.

7.     La relación con estas personas es complicada, suelen generar miedo, angustia, culpabilidad o tristeza.

8.    Tienden a ignorar o no darle importancia a lo que los demás sienten y desean.

Cumplir con todas o algunas de las características que he expuesto, no significa que una persona sea un manipulador o una manipuladora.

Fuente; Área Humana, Psicología/2025-

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