** Que aconsejan los especialistas. Nuestra sumisión en
nada beneficia a quien ejerce este estilo de comunicación, ya que es la
recompensa para que el manipulador o la manipuladora siga actuando.
El chantaje emocional es
una forma inadecuada, irrespetuosa y agresiva de comunicación,
donde se suele expresar una petición de cambio, solicitar ayuda o simplemente
expresar disconformidad y queja, con un objetivo claro de conseguir lo que uno
o una quiere, sin tener en cuenta los deseos de la otra persona.
El eje
del chantaje emocional está en generar culpa, malestar en el receptor o la
receptora y llevar a cabo una conducta de control sobre la otra persona,
generando obligación y miedo.
Es habitual asociar el
chantaje emocional con la manipulación, ya que es una práctica destinada a
influir la voluntad de la otra persona, con el fin de conseguir que actúe como
uno quiere y no como desea realmente.
En ocasiones, esta
manipulación es muy sutil y sucede sin darnos cuenta, o cuando somos
conscientes de ella ya hemos modificado nuestro comportamiento. Por ello, es
muy importante estar atentos, estar
conectados en el presente, ser conscientes de lo que está ocurriendo
en cada momento, de lo que decimos, de lo que hacemos, de lo que queremos
hacer; y más con aquellas personas con tendencia al chantaje y la manipulación.
Podemos diferenciar tres
tipos de chantaje emocional, dependiendo de la “estrategia” que se utilice en
la manipulación:
1.
Estrategia de la culpa. Muy
utilizada en nuestra comunicación, es la más sutil y es el tipo de chantaje que
puede pasar más desapercibido:
o
Con todo lo que he hecho por ti.
o
No puedes dejarme así, estoy sola, ¿no te das
cuenta que estoy mal?.
o
Nunca me hubiera imaginado que irías a actuar
así, me estás decepcionando, tú verás lo que haces.
2.
Estrategia de la agresión. Es
la más directa, utiliza el castigo y el objetivo es generar miedo:
o
Si no haces lo que te pido me voy.
o
Como sigas con esta actitud rompo la relación
o
Si no me ayudas…
3.
Estrategia de hacer regalos. Es
la más difícil de detectar, se utilizan los regalos y las promesas para
conseguir el objetivo, premiando o diciendo que se va a premiar, en el caso de
que se haga lo que el o la chantajista quiere.
o
Si me acompañas al concierto te acompaño al
médico.
o
Si sigues conmigo te prometo regalarte todo
lo que quieras.
o
Si vienes conmigo a ese viaje de empresa te
prometo que voy al médico a hacerme las pruebas de fertilidad.
Chantajista Emocional
El o
la chantajista emocional no siempre es consciente de lo que hace, en
ocasiones actúa de forma voluntaria con un fin concreto, pero otras muchas es
involuntario.
Es habitual tener en
nuestras consultas de psicología a pacientes que tienden a la manipulación y
sufren por ello, no se sienten satisfechos o satisfechas con su comportamiento
pero no saben cómo cambiarlo, como modificarlo. Estas personas no dejan de ser
víctimas de sus patrones de comportamiento que afortunadamente, sí se
pueden modificar.
El o la chantajista emocional se comporta de una manera u otra
dependiendo del ambiente, del entorno y de la persona o personas que tenga
delante.
Influyen sus
características de personalidad. Con frecuencia, el o la chantajista
emocional tiene un estilo de comunicación agresivo, carece de asertividad y empatía al no respetar
los derechos de sus allegados. Suelen ser personas con dificultades emocionales
(en ocasiones desórdenes y patologías como los trastornos de personalidad),
dificultades personales (inseguridades, fragilidad, baja autoestima, insatisfacción
personal, celos, miedo al abandono, temor a la soledad, dependencia…) y
necesidades muy acusadas (necesidad de atención, de cariño y afecto, de ganar y
conseguir un logro para sentirse bien, para sentirse superiores en comparación
con los demás, y viven las relaciones personales, a veces, como una competición
o como una amenaza).
Es frecuente
encontrarnos a chantajistas emocionales que han aprendido a actuar así desde un
modelo aprendido en la infancia, de sus padres, hermanos, familia o del entorno
más próximo. Normalizan ciertos comportamientos, sin plantearse siquiera que
quizás son inadecuados o podrían vulneran los derechos de los demás.
Muchos o muchas
tuvieron experiencias tempranas de manipulación, donde les motivaban a efectuar
un cambio en su comportamiento a través de sentimientos de culpabilidad,
obligación, responsabilidad o temor a represalias:
“Te dejo ser
mi amigo si me regalas ese cómic”. “Te invito a la fiesta de mi cumpleaños si
no te chivas a la profesora”. “Si fueras un buen hermano me dejarías la
habitación más grande”
El o
la chantajista emocional, en un porcentaje muy alto de las situaciones,
consigue lo que quiere, utiliza la agresión verbal, el miedo, el temor o
la culpa, como estrategias para hacer sentir vulnerabilidad o debilidad en la
otra persona y provocar que ceda o sienta malestar si no hace lo que desea.
Al obtener una
recompensa, aprenden que ese estilo de comunicación y actuación les beneficia,
les compensa y en consecuencia vuelven a repetirlo, es lo que llamamos en
Psicología, refuerzo.
Resulta bastante
complicado detectar a un chantajista emocional, ya que no cumplen un único
perfil, pero sí pueden presentar determinadas características comunes:
1.
Son observadores y analíticos, presentan una alta
capacidad para identificar las emociones de las otras personas, su
vulnerabilidad, debilidad e inseguridad, y saber con quiénes pueden actuar.
2.
Tienen una tendencia a las reacciones agresivas e
impaciencia a la hora de conseguir lo que se proponen.
3.
Tienden a las amenazas cuando no consiguen lo que
quieren.
4.
Responsabilizan a los demás de sus reacciones
emocionales y de las consecuencias de las mismas.
5.
Presentan dificultad para respetar los derechos de
las otras personas, no aceptan un no por respuesta y toleran mal las críticas.
6.
Tienen la capacidad de conseguir que los demás
hagan o realicen cosas sin apenas darse cuenta de la manipulación.
7.
La relación con estas personas es complicada,
suelen generar miedo, angustia, culpabilidad o tristeza.
8.
Tienden a ignorar o no darle importancia a lo que
los demás sienten y desean.
Cumplir con todas o
algunas de las características que he expuesto, no significa que una persona
sea un manipulador o una manipuladora.
Fuente;
Área Humana, Psicología/2025-
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