**Como siempre l0s que pierden pertenecías
y la vida son las comunidades, quienes lo organizan por mezquindades personales
están muy lejos de las zonas de conflictos, mandan a morir a sus jóvenes habitantes.
(de Miguel Angel F. G./2025 )
Tras el rezo del Ángelus, el Papa
León XIV expresó su profunda preocupación por la creciente tensión en Medio
Oriente, con especial atención a la situación en Irán. “Llegan noticias
alarmantes desde Oriente Medio, especialmente desde Irán”, advirtió el
Pontífice al comienzo de su mensaje.
Sus declaraciones llegan poco después de que se produjeran los
primeros bombardeos estadounidenses este fin de semana a varias instalaciones
nucleares iraníes, tras más de 45 años de contención en las tensas relaciones
entre Washington y Teherán.
Los ataques han agravado el
conflicto entre Israel e Irán. De hecho, el Papa enmarcó estos acontecimientos
dentro del contexto más amplio de los conflictos en la región: “En este
escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer
en el olvido el sufrimiento cotidiano de la población, especialmente en Gaza y
en los demás territorios, donde la urgencia de un adecuado apoyo humanitario se
hace cada vez más apremiante”.
León XIV renovó su llamado para que se ponga fin al conflicto
subrayando que “hoy más que nunca, la humanidad grita e invoca la paz”. Este
clamor, dijo, “es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser
sofocado por el estruendo de las armas ni por palabras retóricas que incitan al
conflicto”.
En ese contexto, el Santo Padre reclamó el compromiso activo de
todos los actores internacionales: “Cada miembro de la comunidad internacional
tiene una responsabilidad moral: detener la tragedia de la guerra antes de que
se convierta en un abismo irreparable”.
Con firmeza, recordó que “no existen conflictos lejanos cuando
la dignidad humana está en juego”. Y añadió: “La guerra no resuelve los
problemas, al contrario, los amplifica y produce heridas profundas en la
historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar”.
El Papa también evocó las consecuencias
humanas más desgarradoras de la violencia: “Ninguna victoria armada podrá
compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños y el futuro robado”.
Finalmente, renovó su llamamiento a la diplomacia y al
compromiso por la paz: “Que la diplomacia haga callar las armas, que las
naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia y los
conflictos sangrientos”.
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