SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



lunes, 30 de junio de 2025

¡ATENCIÓN PADRES! Efectos de la SOBREPROTECCION INFANTIL en la vida adulta.

 

Fuente, ITAE Psicología/2025: La sobreprotección se define como un acto de cuidado excesivo. El acto de protección suele ser normal, natural, instintivo y necesario; ¿quién no ha corrido alguna vez para apartar a un niño que se dirige hacia un paso de peatones? Lo peligroso, es cuando este tipo de actitudes se repiten ante cualquier actividad que realiza el niño.

¿Qué consecuencias tiene la sobreprotección en la edad adulta?



·         Sentimientos de inutilidad y dependencia: si en lugar de sugerir y guiar, optamos por darlo todo solucionado, supervisar en exceso o imponer, no vamos a permitir que el niño desarrolle adecuadamente sus habilidades y capacidades, por lo que cuando sea adulto, es probable que aparezcan sentimientos de inutilidad y dependencia, que pueden favorecer que la autoestima sea baja y no tenga seguridad en si mismo, y por tanto, que se desarrolle una excesiva timidez y falta de habilidades sociales.

·         Miedos y conductas evitativas: el adulto, fruto de su inseguridad y su sentimiento de incapacidad, presentará miedo ante situaciones cotidianas que en realidad no suponen un peligro, perdiendo muchas oportunidades por su tendencia a no enfrentarse a los problemas ni a asumir responsabilidades.

·         Dejarse manipular, poca iniciativa, pasividad: tendrá más facilidad para dejarse llevar por el ambiente que le rodea y por las decisiones de los demás, tendiendo a tener una actitud más pasiva, en lugar de tomar la iniciativa y decidir por él mismo lo que le conviene o lo que desea. A la larga, esto también puede llevarle a un desinterés por las personas y las relaciones sociales.

·         Por otro lado, el haber crecido con escasos límites educacionales y obteniendo fácilmente todo lo que se ha deseado, puede implicar que en la edad adulta no se sepa dar valor a las cosas ni se tolere la frustración, apareciendo conductas algo egocéntricas y poco empáticas.


En lugar de sobreproteger, lo ideal sería…

·         Dejar que el niño viva dificultades y problemas, para que aprenda a encontrar soluciones por sí mismo. Si le cuesta atarse los cordones de los zapatos, no le haremos un favor atándoselos nosotros, es mejor que le guiemos y que le dejemos que ensaye, para que acabe comprobando que es capaz de aprenderlo y hacerlo por sí mismo.

·         Tratarle de acuerdo a su edad. Si tiene la edad adecuada para comer solo, dormir solo, ayudar en las tareas domésticas, ir solo al colegio, debemos empezar a dejar que lo haga.

·         No pretender supervisar, ni vigilar o controlar todo lo que hace el niño, se le debe dejar un margen y un espacio propio. No podemos pretender saber exactamente qué hace en el colegio, a qué juega con sus amigos, con quién sale, a dónde va, etc.

·         Es necesario poner límites claros en casa y darle responsabilidades domésticas al niño. No se le debe dar todo lo que pida ni ahorrarle sacrificios, ya que es más sano que aprenda que las cosas requieren un esfuerzo y que experimente la satisfacción de la recompensa por haber sido capaz de hacerlas.

Si ya es demasiado tarde y ahora nos encontramos con el problema de adultos, una terapia psicológica es efectiva para aprender estrategias para el cambio.

 

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