Inspirado por el invento de un militar
francés, Braille consiguió elaborar un código táctil con el que todos los
invidentes pudieran leer y escribir de una manera más fácil y eficaz. Louis Braille se sumió en la oscuridad más absoluta cuando
un desafortunado accidente infantil le hizo perder la vista. Pero a pesar de
esta discapacidad, el joven se convertiría en un estudiante ejemplar gracias a
su esfuerzo y tenacidad.
Su férrea voluntad de superación le
hizo llegar a ser capaz de elaborar un código táctil para contribuir a que
todos los alumnos con discapacidad visual pudieran leer y comunicarse con
normalidad.
Su método, que ha tomado su nombre, se ha convertido a lo
largo del tiempo en un sistema de lectura y escritura universal, y ha sido adoptado por todos los programas
educativos para invidentes en todo el planeta.
UN ACCIDENTE
FATAL
Nacido el 4 de enero de 1809 en
localidad francesa de Coupvray, un
pequeño pueblo situado a unos 40 kilómetros al este de París, Louis fue el hijo
menor de una familia cuyos miembros (tanto sus padres como sus hermanos) eran
ya mayores cuando él vino al mundo. Su padre tenía un taller de
talabartería, donde fabricaba artículos de cuero para los caballos y
mulas de los granjeros locales.
La historia de
superación del pequeño Louis empezó cierto día del año 1812 cuando el niño, que
tenía tres años edad, intentaba imitar a su padre en el taller. Louis cogió un
punzón que su progenitor utilizaba para perforar cuero con tan mala fortuna
que, mientras intentaba hacer un agujero en una pieza, la herramienta le
resbaló de las manos hiriéndole en el ojo derecho.
Pero la desgracia no acabaría ahí
puesto que la infección del ojo dañado pasó
también al ojo izquierdo, lo que acabaría provocándole una ceguera
irreversible.
A los cinco años,
Louis estaba completamente ciego. Pero a pesar de la difícil situación
económica por la que atravesaba su familia, su tenacidad y la de su padre, que
no estaba dispuesto a resignarse ante la desgracia de su hijo, sacaron a la luz todas las cualidades que más
tarde harían de Louis la persona que fue.
Por desgracia, a edad tan temprana
los niños que pierden la visión difícilmente conservan el recuerdo de las
imágenes vividas hasta el momento, inclusive las de sus familiares más cercanos. Así, como consecuencia de su ceguera, el rostro de
Louis perdió gran parte de su movilidad y expresividad.
Por ello no es de extrañar que el
recuerdo que de él conservaban algunos de sus profesores en el Instituto
Nacional de Jóvenes Ciegos de París (en la cual ingresaría en el año 1818)
fuera el de una persona bastante inexpresiva.
LOS
PRINCIPIOS DEL ALFABETO
En la escuela, para lograr aprender
Louis tenía que memorizar todo lo que oía en las clases que recibía del
sacerdote de la iglesia de St. Pierre en Coupvray, el Abbé Palluy, y del
maestro de la escuela local, Antoine Becheret. Pero en el año 1818, su
educación sufriría un cambio drástico. Preocupado por su educación, el
Abbé Palluy se enteró de la existencia de una escuela para invidentes en París
donde se les educaba y se les enseñaba un oficio.
Así, gracias a la ayuda de un noble
local, pudo obtener una beca para que Louis estudiara en París, en el Instituto
Nacional de Jóvenes Ciegos, lo que le permitió emprender nuevos estudios y
plantearse otros objetivos. Louis daría así inició a un largo periplo que lo
llevaría a convertirse con el tiempo en maestro de aquella institución.
Una
persona que tuvo una gran influencia en la evolución de Louis Braille fue el
erudito Valentin Haüy. Haüy quedó muy impresionado por la penosa situación de
los invidentes que vivían en en las calles de París, por lo que decidió dedicar gran parte de su vida a ayudar a educar a aquellas
personas desfavorecidas.
PERFECCIONANDO
UN MÉTODO YA EXISTENTE
Por su parte, Louis Braille
demostraba cada día con creces sus grandes habilidades en diferentes ramas de
la educación, con lo que se convirtió en lo que se conocía como un
"alumno repetidor ciego", es decir, un instructor que repasaba o
repetía en voz alta la lección enseñada por los profesores al resto de la clase.
Cierto día de 1821,
un oficial del ejército francés llamado Charles Barbier visitó el instituto
para presentar el nuevo sistema de lectura y escritura táctil que usaban los
militares para transmitir las órdenes por la noche y no desvelar de este modo
su posición al enemigo.
Conocida como "escritura
nocturna", la técnica consistía en utilizar letras impresas en relieve
utilizando puntos y guiones. Pero los estudiantes muy pronto perdieron el
interés por ese método, ya que no utilizaba ni las mayusculas ni los signos de
puntuación.
El joven Braille entonces empezó a buscar la manera de
perfeccionar ese sistema de puntos para
que los que los invidentes pudieran leer, es decir, crear un verdadero código
alfabético para, en sus propias palabras, poder "leer" con los dedos
y que fuera "igual de rápido y fácil como en el caso de los
videntes".
A
pesar del desánimo de los alumnos, Louis
no desfalleció y tomó ese código como base de un nuevo alfabeto. Braille no pararía hasta hallar un solución que simplificara
el sistema. Para reproducir la fonética básica, el método ideado por Braille
tan solo requería de seis puntos en relieve en vez de los doce de su antecesor.
Su primera versión utilizó puntos y guiones, y publicó su sistema en 1829. En 1837 publicaría una segunda edición en la que
se habían descartado los guiones porque Braille consideraba que eran demasiado
complicados de leer.
Convertido en
profesor de la institución, Braille no viviría lo suficiente para ver el éxito
universal de su invento, ya que el 6 de enero de 1852 murió a causa de una
tuberculosis, una enfermedad contra la que había estado luchando desde sus
inicios en el Instituto Nacional de Jóvenes Ciegos.
Dos años más tarde, su sistema de lectura se implantó definitivamente
en la institución a la que dedicó tantos años de su vida ante
la insistencia de los estudiantes. Este sistema posteriormente se extendió por
todo el mundo de habla francesa y, finalmente, se convirtió en el método universal
de enseñanza para personas invidentes.
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