El canibalismo se ha
puesto en boca de todos en 2024 tras el estreno de la película 'La sociedad de
la nieve', que cuenta como un grupo de personas tuvieron que recurrir a él
tras un accidente aéreo en los Andes.
Un estudio de 2017 sobre el valor
nutricional de la carne humana demuestra que, en comparación con otros animales
de presa del paleolítico, los humanos no tenían un contenido calórico
especialmente alto para su tamaño. 
"Cuando nos comparamos con otros
animales, no somos para nada nutritivos", afirma el autor del estudio
James Cole, de la Universidad de Brighton (Reino Unido), quien publicó su
trabajo en la revista Scientific Reports.
Según sus estimaciones, los jabalíes y
los castores contenían aproximadamente 4000 calorías por kilo de carne, frente
a las míseras 1400 calorías por kilo de un humano moderno. Eso es todo lo que
podríamos esperar en cuanto a nuestro tamaño total y nuestra masa muscular en
comparación con otros animales, afirma.
"Hay que reunir una partida de
caza y seguir el rastro de estas personas, y además no van a estar ahí parados
esperando a que les ensartes con una lanza", explica Cole.
En su lugar, Cole argumenta que quizá
no todo el canibalismo de la antigüedad tenía como objetivo llenarse la panza.
Podría haber servido también para otras funciones sociales de los primeros
humanos y sus ancestros.
RAÍCES
CANÍBALES
Los arqueólogos han hallado pruebas de
canibalismo en el árbol genealógico humano que se remonta al menos a hace cerca
de un millón de años. A pesar de que las marcas de cortes y de dientes en los
huesos no pueden revelar sus motivaciones, los antiguos restos sí ofrecen
algunas pruebas de la extensión de las prácticas canibalísticas en toda la
evolución humana.
En la cueva de la Gran Dolina en el yacimiento de Atapuerca (Burgos),
por ejemplo, los restos descuartizados de bisonte, oveja y ciervo estaban
mezclados con los de al menos 11 humanos, todos niños o adolescentes, cuyos
huesos mostraban signos de canibalismo. Además de las marcas que muestran que
la carne había sido despegada del hueso, las pruebas sugieren que los
residentes de la Gran Dolina —un pariente lejano de los humanos llamado Homo antecessor— se comían los
cerebros de sus víctimas.
Los fragmentos humanos descuartizados
se encuentran en capas en la cueva, abarcando aproximadamente 100 000 años, lo
que sugiere que esta práctica ocurría de forma regular.
Los restos también estaban mezclados
con los de otros animales y habían sido dispuestos de la misma forma, lo que
lleva a que algunos antropólogos sugieran que el canibalismo en este lugar
podría no haber sido debido a una emergencia por falta de alimento o a un
comportamiento ritual.
Quizá la carne humana era un suplemento
alimenticio común en su dieta, o quizá los jóvenes eran extranjeros y el
canibalismo servía como una señal de "no pasar" efectiva (aunque los
huesos no nos lo pueden confirmar).
Esto se daba en la mayor parte de casos
de canibalismo prehistórico, según Silvia Bello del Museo de Historia
Natural de Londres (Reino Unido).
"Coincido con [Cole] en que
el canibalismo del Paleolítico se practicaba probablemente y más a menudo
como ‘elección’ y no por mera ‘necesidad’", explica. "Sin
embargo, creo que encontrar la motivación de esa elección va a ser algo
difícil".
¿ES TODA LA
CARNE IGUAL?
En ciertos casos, el canibalismo podría
haber sido puramente práctico.
"La cuestión no es de
nutrición como una alternativa a la caza mayor", explica el antropólogo
Erik Trinkaus, de la Universidad de Washington en Estados Unidos. "Se
trata de una cuestión de supervivencia cuando no existen otras fuentes de
alimento, los miembros de un grupo social habían muerto y los miembros
supervivientes consumían los cuerpos de las personas que ya estaban
muertas".



No hay comentarios:
Publicar un comentario