La alimentación saludable es primordial para nuestro bienestar. Si bien es sabido que una de las claves para llevar una dieta sana es evitar comer de más, a veces se vuelven confusas las razones que llevan a que realicemos dicho comportamiento. Si logramos transformar esas acciones inconscientes en comportamientos conscientes, podremos evitar que se desequilibre nuestra dieta, llevándonos a sentirnos mejor.
Es por eso que a continuación te enumeramos 5 hábitos que te hacen comer de más:
1- No desayunar
Muchas veces, las obligaciones del día a día nos llevan a saltarnos el desayuno, dejando a nuestro cuerpo sin los nutrientes necesarios para afrontar la jornada de manera sana. Si querés mejorar tu dieta, lo primero que tenés que hacer es desayunar, puesto que esta comida aporta entre un 20 y un 25% de la energía que necesitamos, además de contribuir a un mayor rendimiento a lo largo de la mañana. Al mismo tiempo, el desayuno sano y equilibrado evita que nos demos un “atracón” al mediodía.
2- Comer carbohidratos en exceso
En su versión no integral y refinada, los hidratos de carbono nos hacen tener más hambre. Estos son, por ejemplo, las pizzas, el pan blanco, las pastas y los famosos snacks, entre otros. Lo que sucede es que nuestro organismo experimenta una sensación de saciedad que suele ser breve, por lo que volvemos a sentir apetito al poco tiempo de haber consumido este tipo de alimentos.
3- Tomar gaseosas o bebidas azucaradas
Esta es una de las maneras más sencillas de aportar un exceso de calorías y azúcares a nuestro organismo. Se recomienda beber agua en lugar de bebidas carbonatadas, aunque sean del índole light o zero.
4- Comer rápido
Uno de los primeros consejos que brindan los expertos a aquellos que quieran mejorar sus hábitos alimenticios es el de comer despacio y masticar correctamente los alimentos. El resultado es una mejora en la digestión y una disminución o anulación de los problemas gastrointestinales, junto con la ingesta de una menor cantidad de comida.
5- Dormir mal
La falta de sueño, junto con el estrés, predisponen al organismo a la comida poco saludable, puesto que generan una segregación excesiva de cortisol que, a su vez, dispara los niveles de grelina, la hormona que produce la sensación de apetito. En otras palabras, lo que ocurre es que el cerebro nos hace creer que necesitamos comer.
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