Entre los años 80 y 90, Argentina desarrolló el misil Cóndor, un
proyecto secreto que hubiera cambiado radicalmente la historia del país
haciéndola dominar la región. EEUU, temeroso de perder su control de Latinoamérica,
detuvo el desarrollo del arma.
El misil Cóndor tenía como objetivo en un
primer momento el desarrollo espacial de Argentina y no se tenía pensado usar
como cabeza balística, pero, a raíz de la guerra de las Malvinas,
el gobierno de Raúl Alfonsín decidió utilizarlo para propósitos bélicos.
Se previó usarlo como arma para recuperar las
Malvinas, ocupadas por Reino Unido. Por tanto, el misil tenía un alcance de
La cabeza balística tenía una carga útil de unos
Una de la características más sobresalientes que
poseía era que funcionaba a través de combustible sólido. Esto, proporciona
muchas ventajas, como el hecho de que podía ser lanzado inmediatamente desde
cualquier plataforma habilitada al efecto, lo que, desde el campo de la
estrategia, permite grandes posibilidades.
El desarrollo del misil se hizo a través de la
cooperación con CONSEN, una empresa europea de transferencia misilística, que
proporcionó mucha ayuda en los sistemas de guiado y en los TVC, que en su
época, era lo más innovador en materia de combustible sólidos.
Por desgracia para Argentina, las increíbles
capacidades de este misil hicieron que fuera codiciado por muchos países,
especialmente por Irak y Egipto, alcanzando un nivel de cooperación tecnológica
con los mismos y empezando la gestación de la tragedia que acabaría con el Cóndor.
El bloqueo de EEUU
Eran los años 80 donde imperaba la doctrina Reagan
de 'Guerra de las Galaxias'. Que Argentina desarrollara un arma de tales
características hacía que EEUU temiera el proyecto por varias razones:
En primer
lugar, si el proyecto experimentaba una mejora mayor, era capaz de alcanzar
territorio norteamericano, cosa que EEUU no deseaba. Segundo, EEUU no quería
que este misil llegara
a manos de Irak, ya que era mucho más poderoso que los Scud y podía alcanzar
Irán e Israel sin dificultad, cosa que rompería el equilibrio en Oriente Medio
que había diseñado EEUU.
Tercero, Gran Bretaña, aliado de EEUU, mostraba
gran preocupación por el misil Cóndor porque podía destruir sus defensas en las
Malvinas y hacerle perder el control de las islas por lo que, indirectamente,
presionó a Estados Unidos para que bloqueara la creación del misil.
Por último, si Argentina tuviera el Cóndor a su
disposición provocaría una carrera armamentística en toda Latinoamérica ya que,
tendría un arma que ninguno de los países de la zona disponía. Eso no
interesaba a EEUU porque no quería que las naciones latinoamericanas se
hicieran más fuertes en el ámbito militar.
El
fin del Cóndor
El temor de
EEUU se tradujo en bloqueo de transferencia de tecnología para que el misil no
viera la luz. Esta presión culminó con el gobierno de Carlos
Menem en los años 90, que con una crisis económica galopante y
su política de alineación con EEUU, decidió finalizar la investigación que
hubiese dotado a Argentina de un poder militar suficiente para mantener su
soberanía.
El fin del Cóndor no sólo supuso un mal para
Argentina sino, también para otros países más débiles que las grandes
potencias, que hubiesen podido tener un arma para defenderse del acoso de los
fuertes.
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