El barco Cap San Artemissio, señalado
como el responsable de mover el cargamento de 16 mil kilos hallado en Hamburgo,
amarró en Buenos Aires el 11 de enero, donde hizo trasbordo. Las alertas a las
autoridades nacionales y la investigación a nivel global.
El mes
pasado, Europa
conoció cuán grande es el negocio de la nueva era narco: en operativos
conextos, 23 toneladas de cocaína fueron descubiertas en contenedores
descargados en los puertos de Hamburgo, Alemania, y Amberes, Bélgica,
16 mil kilos en Hamburgo, siete mil en Amberes. El cargamento está valuado en
600 millones de euros, según investigadores europeos.
La
droga encontrada en Alemania estaba prolijamente
oculta en latas de masilla de la marca Fox Colors, producida en Paraguay,
con ladrillos envueltos en cinta plateada con un relámpago rojo estampado. Las
latas eran muchas: 1700 de ellas fueron
descubiertas en Hamburgo, de acuerdo a información de diversas agencias
internacionales.
EL CAP
San Artemissio, carguero de bandera panameña, es señalado por
autoridades como el responsable de llevar la droga desde Paraguay hasta
Alemania. Autoridades judiciales en el país vecino dudaron
que sea un rip off, una
modalidad histórica entre los contrabandistas narco, introducir droga en una
carga legal sin que el dueño del envío se entere. La cantidad misma de
polvo lo hace imposible.
Dada
la zona de carga y su destino final, se cree que el responsable del envío
podría ser el PCC, el
Primeiro Comando da Capital, el violento cartel fundado por presos en penales
de Sao Paulo que controla el comercio de marihuana y el
sicariato en la región, con miembros que fueron encontrados en las cárceles
argentina y con poder y presencia en el
puerto brasileño de Santos, según creen autoridades.
Luego de
partir de Santos el 19 de enero, llegó a
Hamburgo el 9 de febrero.
Sin
embargo, hubo un paso previo antes de Brasil, según pudo saber Infobae: el
11 de enero, y por 48 horas, el San Artemissio amarró en el puerto de Buenos
Aires.
Un día después
de su amarra, fue cargado con un contenedor con 16 toneladas de la droga que
había llegado el 28 de diciembre a bordo de una barcaza desde Paraguay a través
de la Hidrovía, una embarcación bajo el número BZA PAR 10003 V.71S.
El contenedor
permaneció dos semanas en Buenos Aires, cerrado y sin ser inspeccionado,
considerado mercadería en tránsito. Luego, subió al CAP San Artemissio, la
droga perfectamente oculta bajo masilla.
Así lo
confirman fuentes de la investigación a Infobae -tras
un dato adelantado por Data Clave- y así se lo alertaron autoridades nacionales y
paraguayas a la PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar
delitos de narcotráfico con el fiscal Diego Iglesias.
Del
otro lado de la frontera, su colega Elva
Cáceres encabezó allanamientos en Paraguay junto a otros cuatro investigadores
y la SENAD, la autoridad antidrogas local, para
esclarecer el hecho e intentar dilucidar quién es el responsable original de
los papeles del envío. Los datos de los envíos fueron ratificados
por Aduana.
Fuentes
oficiales explican que el envío no fue
chequeado en Argentina al ser considerado algo similar a un pasajero
en tránsito, que no ingresa al país: no requiere de control físico alguno. El
encargado del envío en Paraguay fue la firma Pinturas Tupa, hoy bajo investigación, con un manifiesto de
carga que emplea el término “wallboard joint compound”, o masilla para unir
paneles.
El
trasbordo desde una barcaza a un buque apto para cruzar el océano es una operación habitual en el puerto de Buenos
Aires. Este procedimiento se lleva a cabo mediante una operación
sumaria. No se registran ni importaciones ni exportaciones de ningún tipo ya
que la mercadería en tránsito nunca ingresa al país”, asegura una fuente en el
Estado.
No hay, en toda la documentación nacional del caso,
evidencias de una firma o un ciudadano argentino involucrado en el proceso. La PROCUNAR, que colabora con la Justicia
paraguaya, no tiene por lo pronto
sospechas ni causas para iniciar una investigación a nivel nacional.
Los nombres y empresas son radicados en Paraguay. De todas formas, Aduana
compone en estas horas un informe con
imágenes de la barcaza y el buque para entregar a la Justicia.
Luego
de Argentina, los puertos de escala hasta llegar a Hamburgo fueron Paranagua,
Itapoa, Santos, Tanger y Rotterdam en Holanda.. No es la primera vez
que se sospecha de cargueros a nivel local. La hoy
disuelta Subsecretaría de Lucha Contra el Narcotráfico a cargo de Martín
Verrier solía investigar barcos transatlánticos que amarraban en
Buenos Aires bajo el programa internacional Seacop. Nunca
se encontró droga en esos buques: la cocaína, se sospecha, siempre era cargada
en Santos. Tampoco es la primera vez que el San Artemissio es
mencionado en un caso de tráfico global. En 2016, fue registrado también en
Santos. Le encontraron 233 kilos de
polvo a bordo, según artículos en medios brasileños.
Expertos
en seguridad e investigadores veteranos coinciden en que el hallazgo en Europa
implica un mensaje mixto. Para
la Argentina, podría implicar que el PCC concentraría su gran negocio fuera del
territorio nacional, una agrupación con un nivel de violencia y poder de fuego
con el que ningún narco nacional podría competir, irónicamente un alivio. Por
otra parte, 23 toneladas de droga es, literalmente, muchísima droga. La
existencia de este stock es sencillamente alarmante. Quién la produjo y quiénes
la negociaron configuran un potencial nuevo monstruo en el mapa del negocio
mundial.
Por
otra parte, es sumamente curioso: los narcotraficantes podrían haber cargado el
envío directamente en un puerto brasileño, sin
tener que atravesar la Hidrovía.
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