Esta es la historia de la mujer que dejó
todo por la revolución independentista, perdiendo a su familia y combatiendo
contra el imperio español en los últimos años del Virreinato del Río de la Plata.
-La bella escultura que aquí muestro
está emplazada en Buenos Aires en el Parque
Colon contiguo de la Casa Rosada-
Muerte y reivindicación:
Años
después, tras caer el último reducto realista del exvirreinato del Río de la
Plata en el Alto Perú, el 1 de abril de 1825, Simón Bolívar la
ascendió a coronel y le otorgó una pensión que recibió durante cinco años. Luego
de la proclamación de la independencia de Bolivia, la Coronela intentó
recuperar sus tierras, sin lograrlo, y murió en la miseria
el 25 de mayo de
Cien
años más tarde, sus restos fueron exhumados y trasladados a un
mausoleo construido en en la ciudad de Sucre, Bolivia, y en
2009 fue ascendida a Generala del Ejército argentino y mariscal de la república
boliviana.
Juana Azurduy nació el 12
de julio de 1780 en Toroca, una población ubicada en el norte de Potosí
perteneciente al Virreinato del Río de la Plata (actualmente Bolivia). Hija de Eulalia Bermúdez,
una “chola” o mestiza proveniente de Chuquisaca, y de Mate ías
Azurduy, un hacendado de raza blanca de buena posición
económica y tierras en la región, Juana aprendió el oficio de las tareas de
campo por acompañar a su padre mientras trabajaba, y de esta forma entró en
contacto con los pobladores originarios de su tierra, aprendiendo así el idioma
quichua y el aymara. Sin embargo, quedó huérfana siendo joven y debió completar
su crianza entre sus tíos y conventos.
A los 25 años,
1805, se casó con Miguel Asencio Padilla, un
estudiante de derecho que era hijo de unos vecinos y amigo de la familia.
Tuvieron cinco hijos: Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa.
En 1809,
luego de que estallara la revolución independentista de Chuquisaca, un 25 de
mayo, tanto Juana como su esposo se unieron a
los ejércitos populares y ayudaron a destituir al gobernador y
a formar una junta de gobierno que duraría hasta 1810, cuando las tropas
realistas vencieron a los revolucionarios.
A partir de ese
entonces, a través de una organización conocida como "Los Leales", el matrimonio
combatió contra imperio español destacándose especialmente Juana por su
valentía y su capacidad de mando, hecho que le valió
nombramiento de teniente coronel, en el verano de 1816, y la entrega simbólica
de un sable por las tropas enviadas desde Buenos Aires con objetivo de liberar
el Alto Perú.
Ese
mismo año, ya embarazada de su quinto hijo, Juana sufrió una herida en la
batalla de la Laguna, y al intentar rescatarla, Miguel Asencio Padilla
murió en combate. Su cuerpo fue colgado por los realistas
y luego de dar a luz, la soldada se unió a la guerrilla de Martín Miguel de
Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú defendiendo en seis ocasiones las
invasiones realistas.
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