El panorama para este año se encuentra marcado por la falta de agua. En
este contexto, afinar el manejo es la única estrategia para lograr planteos
exitosos.
En un principio, vale recordar que el maíz es el cultivo que más demanda agua
por la longitud de su ciclo y la capacidad de consumo, por lo tanto, aquellos
factores que afecten su disponibilidad van a definir la potencialidad del
cultivo.
Por ello, los
especialistas apuntaron a la caracterización y manejo
por ambientes como un aliado clave para mitigar los
obstáculos en una campaña marcada por una oferta acotada de agua.
COBERTURA, MALEZAS Y NUTRIENTES
Siguiendo
esta línea, Mazzieri remarcó que la cobertura de los suelos,
con la siembra directa como aliada, se posiciona como fundamental.
“En una situación tan
particular como la de este año, hacer un buen manejo de la cobertura otorga
tranquilidad, logrando un mejor aprovechamiento del agua y generando cultivos
más competitivos”, mencionó.
Por su parte,
el control de las malezas es otro
aspecto importante para optimizar el manejo del maíz tardío y la eficiencia en
el uso de agua, por lo cual es necesario una buena estrategia para llegar con
el lote limpio a la siembra.
Por
el lado de la nutrición, Fernando Ross señaló que la fertilización nitrogenada es una de las llaves para
alcanzar buenos rendimientos. Así, la ambientación tiene que dirigirse ajustar la fertilización en función del potencial de rendimiento de
los lotes y en base a análisis de suelos para un diagnóstico certero.
FECHAS DE SIEMBRA
En tanto,
otra variable clave mencionada fueron las fechas de siembra. Borrás
explicó que el retraso puede ser una estrategia defensiva ante la falta
de agua, ya que esto otorga mayor estabilidad a los cultivos.
“Una alternativa
entonces puede ser apuntar a un mayor potencial en los mejores lotes, sembrando
antes, y realizar una siembra más tardía en los
lotes con peores condiciones, priorizando la estabilidad”,
sintetizó.
En zonas del
sur de Buenos Aires el maíz se ha expandido durante los últimos años bajo un
manejo que combina fechas de siembras
tardías junto a menores densidades. “El éxito de este planteo
en ambientes restrictivos, se debe al aumento del piso de
rendimiento, lo que asegura un mínimo de rentabilidad”, expuso
Ross.
Esto
permite evitar que el período crítico se ubique en los momentos de mayor
temperatura y demanda atmosférica, que suele ser en enero.
En dicho
planteo resulta vital compensar la baja densidad y lograr una buena cobertura,
y para esto es necesario conocer el
comportamiento de los híbridos y considerar aspectos como la plasticidad
reproductiva, precisó Thiessen.
Todos los
materiales tienen algún tipo de plasticidad o habilidad para compensar la
densidad, como por ejemplo: aumentar el tamaño de
espiga, espigas por planta o bien generar más macollos fértiles.
La elección del híbrido dependerá entonces del ambiente, los rendimientos
potenciales, y la fecha de siembra.
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