Es pequeño, peludo... Y rosado. No es un animal fantástico, ni
el protagonista de un cuento de hadas, pero podría serlo.
El notable armadillo hada rosa (Chlamyphorus truncatus), también conocido como
pichiciego, mide poco más de 10cm, pasa casi toda su vida excavando bajo tierra
y un caparazón rosado cubre su suave pelo blanco.
El más chiquito de los armadillos se alimenta de invertebrados y
plantas, y se deja ver en la superficie en muy raras ocasiones. Y además, es
muy suceptible al estrés y no tolera muy bien los encuentros con humanos.
"Si
bien se les dice 'pichiciego', no son realmente ciegos; pueden distinguir
claridad de oscuridad. 'Pichi' quiere decir 'chiquito' en el idioma mapuche, y
sospecho que se le agregó 'ciego' a este nombre para distinguirlo del piche (Zaedyus pichiy), una
especie de armadillo de 1kg que vive en la misma zona", explica la
especialista.
Superina es investigadora del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la provincia de Mendoza,
Argentina, la región del pichiciego.
Por
eso, las autoridades acuden a ella cuando encuentran un pichiciego perdido.
"Han empezado a informarme y a traerme pichiciegos, primero
alguno muerto y después uno vivo para ver si lo podía rehabilitar y reinsertar
a su hábitat natural, y así empecé a conocerlos", cuenta Superina a BBC
Mundo.
Según la experiencia de la investigadora, el pequeño excavador
sólo se asoma si se topa, tal vez, con el sustrato más duro de una carretera.
Es en esas ocasiones que alguien puede avistarlo.
Por lo demás, sólo sale de noche, y al ser tan pequeño, es muy
difícil de ver.
"Lo que ocurre es que a veces la gente lo encuentra, por
ejemplo, en alguna ruta y se lo lleva para ver si lo pueden mantener de
mascota, o se lo entrega a las autoridades para preguntar qué es", dice la
experta, algo que constituye una equivocación dada la delicada naturaleza de
este animalito.
Lo mejor, parece, es dejar que el pichiciego siga su camino.
Sin embargo, se lamenta Superina, nunca ha podido ver ninguno en
el campo.
Y al ser tan esquivo, algunos temen que esté al borde de la
extinción.
"En realidad no sabemos cuántos hay, es un error común que
todos dicen que es una especie amenazada, y yo soy presidente del grupo de
especialistas en armadillos, perezosos y osos hormigueros de la Unión
Iternacional para la Conservación de la Naturaleza y no tenemos suficientes
datos como para decir si está amenazado o no, simplemente porque no hay
información del campo", aclara Superina.
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