BACO
es el dios del vino y la juerga. Considerado el más
versátil y escurridizo de los dioses, con un equivalente griego en Dioniso, Baco se asocia frecuentemente con
el dios romano del vino Liber Pater. Llevaba la alegría allá donde iba, pero si
se le traicionaba, podía convertirse en un dios vengativo que conducía a la
locura.
Nacimiento del Dios del Vino.
Baco
era hijo de Júpiter y de la mortal Sémele, hija
de Cadmo (rey de Fenicia) y de Concordia (Harmonía), diosa
de la armonía. Júpiter había visitado a Sémele todas las noches disfrazado, ya
que un mortal no puede ver a un dios en su forma divina. La siempre
celosa Juno, conocedora del ojo errante y las
infidelidades de su marido, visitó a la embarazada Sémele disfrazada de su
vieja nodriza Beroe. Sémele le contó a «Beroe» de todas las visitas de Júpiter
y su encanto. Juno le dijo a Sémele que su visitante no era Júpiter, sino un
impostor. Para asegurarse, en la siguiente visita de Júpiter.
Sémele le persuadió para que
volviera a ella, no disfrazado, sino con todo su «poder y gloria». A
regañadientes, Júpiter accedió y regresó «acompañado de truenos y relámpagos».
Sémele, al verle en su forma divina, cayó al suelo y fue instantáneamente
consumida por el fuego. Su palacio quedó reducido a cenizas. Júpiter pudo
salvar a su hijo nonato plantándolo a su muslo. El poeta griego Hesíodo, en su Teogonía, solo hace una breve referencia al nacimiento del niño:
«Sémele, la hija de Cadmo, se acostó con Zeus y le dio un hijo brillante, un dios, el
alegre Dioniso, aunque ella era mortal, y ahora ambos se han unido a las filas
de los dioses».
Con Juno todavía furiosa y buscando venganza por el engaño de
Júpiter, el pequeño Baco no estaba fuera de peligro. El bebé fue confiado a
Mercurio, quien a su vez lo entregó a Ino,
hermana de Sémele y esposa de Atamante, un rey beocio; sin embargo, a Ino no se
le permitió cuidarlo mucho tiempo: enterada del paradero del niño, Juno planeó
castigar a Ino y a su marido. Estaba enfadada con la tía de Baco porque se
había llevado al niño para criarlo con sus dos hijos.
Viajando
al inframundo, Juno buscó la ayuda de una de las Furias,
Tisífone. Al salir del inframundo, Tisífone se paró en la puerta del palacio de
Ino bloqueando su salida. Al ver a la espantosa Tisífone y su cabeza de
serpientes, Ino y su marido quedaron aterrorizados. Incapaz de escapar a la
visión de la masa de serpientes retorciéndose, Atamante se sumió en la locura,
su imaginación se desbocó y mató a uno de sus hijos, Learco. La llorosa Ino
tomó a su segundo hijo, Melicertes, y se suicidó saltando al mar. Compadecidos
de ella y de su hijo, los dioses la transformaron en la diosa Leucótea,
mientras que su hijo se convirtió en la deidad del mar, Palemón. En sus Himnos Homéricos, el poeta
griego Homero habló a Dioniso (Baco) de su
nacimiento:
Viajes y siembra de vides-
Tras
la muerte de Ino, Baco fue confiado al cuidado de las Nisíades, ninfas del
monte Nisa. Fue en Nisa donde el sátiro (mitad
hombre/mitad cabra) Sileno se convirtió en su guardián; educó a Baco y le
acompañó en sus viajes. Según el historiador E. M. Berens en su libro Mitología,
Baco era percibido «como un joven de singular belleza, con una apariencia algo
afeminada, la expresión de su semblante es gentil y encantadora» - «la personificación
de la naturaleza»
Cuando el joven dios se hizo
adulto, descubrió la vid. Inventó el arte de hacer vino. Después de
ver cómo la gente disfrutaba de su vino, Baco viajó por el Mediterráneo y tan
al este como Siria, Egipto, Arabia y la India, plantando vides y enseñando su
cultivo. A menudo se le veía montado en una pantera, llevaba una lanza (el
tirso) como cetro y viajaba en un carro tirado por leones, tigres, panteras y
linces, todos ellos sagrados para él.
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