Con 13 centímetros de largo, 10 pares costillas y
una cabeza conoidal, Ata llamó la atención de los científicos; ¿qué determinó
un estudio reciente?
Fuente diario La Nación: En 2003, un coleccionista aficionado que
exploraba una mina del pueblo La Noria, en el desierto
de Atacama, se encontró con una tela blanca dentro de una
bolsa de cuero. Al explorar el contenido halló un pequeño esqueleto momificado. En un primer momento, frente a sus ojos, todo indicaba que
podía tratarse de un ser extraterrestre.
Con menos de 15 centímetros de largo, 10 pares costillas (dos menos que los humanos), órbitas muy grandes y una cabeza que terminaba en
forma de cono, la misteriosa figura rápidamente llamó la atención y las especulaciones sobre su origen no tardaron en
diseminarse.
Tal fue el interés que
despertó el esqueleto que terminó formando parte de una colección privada en Barcelona, España, a
miles de kilómetros de donde había sido hallado.
Estudios
posteriores revelaron la verdad detrás del enigmático
hallazgo de Ata, como se lo bautizó, aludiendo a la ubicación
donde fue encontrado, cerca del desierto en el norte de Chile. No
se trataba de los restos de un alienígena.
Publicado en la revista
científica Genome Research en mayo de 2018, la investigación arrojó que el esqueleto
momificado pertenecía a una niña. Si bien, por las características de los huesos, los
primeros datos especulaban que podía tratarse de un ser de entre siete u ocho
años de edad, se concluyó que era una bebé que murió al poco tiempo de haber
nacido. Y que presentaba 64 mutaciones en sus genes.
“Lo sorprendente, que
desde el principio nos hizo pensar que había algo extraño, fue la aparente
madurez de los huesos. El cuerpo se veía mucho más maduro a
pesar de que el espécimen fuera pequeño. Creemos que uno o varios de los genes
mutados fueron los responsables de esto”, señaló Garry Nolan, profesor de
microbiología de la Universidad de Stanford en California.
Nolan agregó
que, seguramente, la niña falleció cuando todavía era recién nacida, y que su
condición morfológica hubiese imposibilitado su supervivencia. “Estaba tan mal
formada que le hubiera sido imposible alimentarse.
En su estado, habría terminado en una unidad de cuidados intensivos”, explicó.
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