SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 28 de junio de 2023

EL DATO: Exprimiendo la leche se obtiene combustible. ¿es posible?

 

En Estados Unidos una usina láctea trata de sumar en un momento de bajos precios y mejorar lo que le paga al productor. El etanol obtenido es de bajo carbono y deriva del blanco fluido.



Son historias de un mundo desconocido para nosotros. La Argentina vive dentro de un microclima lácteo fuertemente negativo. Precios al productor muy por debajo de lo que debería cobrar, un sistema de comercialización indefendible por dónde se lo mire, alimentos para las vacas que dos por tres se ven impactados por programas implementados para que un gobierno a la deriva consiga los dólares para sobrevivir un rato más.

A eso hay que sumar usinas lácteas que se mueven dentro de una macro desquiciada y con precios controlados, que así y todo resultan demasiado altos para una población de bolsillos flacos.



En Estados Unidos también hay dificultades con los precios al productor, pero son debidas a cuestiones ligadas a la oferta y demanda, y no a la mano disparatada del Estado interviniendo en la actividad privada. Después de alcanzar un máximo histórico para la leche líquida Clase 3 en abril de 2022, los futuros de leche al contado se han desplomado un 40%.

Hay claramente una cuestión de oferta. El exceso de leche proviene de la sobreproducción de este año, además de que las ventas de leche líquida han disminuido drásticamente, especialmente con el cierre de las escuelas durante el verano. Las exportaciones también han desacelerado su ritmo récord.



Paralelamente se tiene la sensación de que hay un desequilibrio en el consumo de los productos lácteos en Estados Unidos, donde las personas beben menos leche líquida y comen más queso y yogur, razón por la cual sobra mucha lactosa y diferentes subproductos del proceso de elaboración de lácteos.

En este contexto más de una compañía trata de buscarle la vuelta para encontrar un escalón adicional que sume ingresos al negocio, sobre todo si es un esquema integrado con la producción.

La noticia indica que está en marcha la primera planta de etanol en Estados Unidos sobre la base de un derivado de la leche, y de algún modo son los propios tamberos los que encaran el proyecto.

La Asociación de Productores de Leche de Michigan (MMPA, por su denominación en inglés) y la canadiense Dairy Distillery Alliance se están asociando para convertir permeado de leche en biocombustible. La idea surgió después de que la canadiense se hiciera popular generando una especie de vodka a partir del derivado del blanco fluido.

El permeado se produce cuando la leche se filtra a través de un tamiz o membrana fina utilizando una técnica llamada ultrafiltración. En la composición de este subproducto abunda la lactosa. Según explica la destilería, basta con agregar un poco de levadura al permeado de leche para comenzar un proceso de fermentación e iniciar la producción de etanol.

La planta Constantine de la MMPA en el suroeste de Michigan produce anualmente 14000 toneladas de permeado, que se utiliza como alimento para animales. Su director ejecutivo asegura que la movida en curso ayudará a diversificar la cartera. En su rol de usina láctea hacen lo suyo para tratar de mantenerles un precio de leche sostenible a sus socios.

Paralelamente contribuyen con la sustentabilidad. Se espera que el proyecto de USD 41 millones compense en cierta medida la huella de carbono de la planta de procesamiento de leche. El final de obra está pensado para 2025, cuando se producirían más de 8.3 millones de litros de etanol.

En estos países, el dinero de los impuestos no se usa exclusivamente para hacer clientelismo. Por eso el Fondo Estratégico de Michigan otorgó al proyecto una subvención significativa y una exención de gravámenes de 15 años. Es más, este estado hizo sus mejores esfuerzos para quedarse con esta planta, que también era codiciada por Indiana. En vez de regalar colchones o cocinas, repartir planes o jubilar gente sin aportes, los esfuerzos están puestos en atraer inversiones y generar trabajo.

Desde la cooperativa, que nuclea a 1000 productores de leche destacan que el proyecto incluye el desarrollo de una planta de fermentación y destilación de 8500 pies cuadrados en Constantine. Alrededor de un tercio del costo total previsto respaldará un nuevo sistema de aguas residuales que producirá gas natural para alimentar el sistema de destilación. Y liberará agua limpia que se puede dispensar en los ríos.

El permeado de leche se canalizará directamente a la planta desde las instalaciones de producción de lácteos. Luego será fermentado, destilado y procesado para producir etanol. Desde Dairy Distillery dicen que su proceso tiene la mitad de la huella de carbono del etanol de maíz tradicional. Es bioeconomía circular generando valor.

"Preguntar a los empleados de una estación de servicio si tienen leche está a punto de adquirir un significado diferente en Michigan", bromean desde la MMPA. 

Y recuerdan que el Aston Martin de Carlos III de Inglaterra funciona con "excedente de vino blanco inglés y suero de la leche empleado para la fabricación de queso", según ha reconocido el monarca en una entrevista con la BBC. El cuidado del ambiente y la huella de carbono son algunas de sus mayores preocupaciones, según indica la Casa Real.

Más allá de esta nota de color, la libertad de mercado permite que quienes tienen inquietudes y privilegian el esfuerzo encuentren vías alternativas para salir adelante. Puede resultar o no, pero siempre será mejor que tolerar las condiciones de un burócrata que desconoce la actividad. 

 

 

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