SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 28 de junio de 2023

El mestizaje del mundo es inevitable, las pruebas son irrefutables-

 

El inevitable mestizaje humano se constituye en un hecho de proporciones globales. Varios estudiosos afirman que, cada vez más, disminuye en el planeta el concepto de raza pura. Un ejemplo de esa afirmación viene de los Estados Unidos de América, que crearon recientemente un ítem en su censo para contemplar a los mestizos que conforman una significativa porción de la población norteamericana. Por eso, la pregunta que propuse en el artículo "El Abolicionista Divino”, en la página 149 de mi libro Crónicas & Entrevistas. 



"Desde la mónera, ¿quién no es mestizo en este mundo?” Aquí, en Brasil, esa realidad no es diferente: el diario Folha de S.Paulo publicó, en abril de 2000, el resultado de investigaciones hechas apartir del ADN, abarcando a 200 hombres y mujeres blancos, de diferentes regiones y orígenes. En el estudio se concluyó que, de un grupo de 100 personas blancas, solamente 39 tienen exclusivo linaje europeo; los otros individuos cargan la marca del mestizaje: 33% de indios y 28% de africanos.



Incluso Europa tuvo, en varios momentos de su historia, todo tipo de inmigrantes, esclavos e invasores, como por ejemplo, los hunos, pueblo de Asia Central, que invadió el continente bajo el liderazgo de Atila, a mediados del Siglo V, infligiendo graves derrotas y sometiendo a tributo a los emperadores de Roma y de Constantinopla, además de devastar a la Galia y atravesar la Germania, región donde surgiría, siglos después, Hitler (1889-1945), que, basado en la falsa idea de la raza aria pura, mató a millones de judíos, gitanos, eslavos y deficientes. ¿Los invasores de los territorios germánicos habrán permanecido en estado permanente de castidad? ¿O dejaron allí la marca étnica como consecuencia del cruzamiento entre razas, después de tantos siglos diluido? Recordemos la famosa "mancha mongólica".



Indefinidamente, no hay cómo impedir las revoluciones sociales y raciales.

Va a ser difícil abrir mano de la Humanidad, como parece que algunos radicalmente pretendían hacer con la nueva globalización: más productos y menos operarios produciendo.

Un marcado ejemplo es el de la Unión Europea, con sus éxtasis de xenofobia, menos hacia los turistas... Esto está constatando la contingencia de tener que "importar” gente, aunque en ciertos casos, por cortos períodos, para realizar servicios que sus nativos "dolicocéfalos" no quieren saber más y para suplir las necesidades de una población que está envejeciendo. Algunos ya viven estremecidos con los "peligros” de la mezcla étnica; con todo, empresarios y políticos ya sienten como fatalidad histórica la presencia de los "extranjeros”, principalmente los de distinta piel.



Indefinidamente, no hay cómo impedir que se realicen las revoluciones sociales y raciales de esa grandeza.

En la actualidad, de cierta forma vemos repetirse, en sentido inverso, pero tal vez de manera más dolorosa, el fenómeno de la inmigración. Antes era de Europa y de Asia hacia América. En síntesis: italianos, japoneses, alemanes, judíos, árabes, ibéricos, hacia el Norte y el Sur, sumándose irlandeses y chinos hacia la región Septentrional. Y no llegaron aquí y allá, en su inmensa mayoría, como señores, sino como obreros. Mediante el sacrificio y el sudoroso trabajo, ascendieron socialmente.

Recuerdemos una afirmación del filósofo del Positivismo, Augusto Comte (1798-1857), cuyo pensamiento ejerció tanta influencia sobre los fundadores de la República Brasileña, comenzando por Benjamin Constant (1836-1891): "El Hombre se agita y la Humanidad lo conduce”.

 

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