La
Glándula Pineal, (del tamaño de un garbanzo) es una pequeña glándula endocrina que se encuentra en el
cerebro, concretamente en el epitálamo (entre los dos hemisferios). Es de color
gris rojizo y tiene forma de pequeño cono de pino. Su tamaño es de 5-8
milímetros y pesa unos 150 miligramos. Crece hasta el segundo año de vida,
aunque su peso aumenta hasta la adolescencia.
Curiosamente,
se encuentra fuera de la barrera hematoencefálica, una barrera de permeabilidad
que separa la sangre que circula del fluido extracelular en el Sistema Nervioso Central. Permite el paso de agua, gases y
moléculas.
Se compone
sobre todo de pinealocitos (cuya función es segregar melatonina), pero se han
identificado en ella otras 4 células.
Función de la Glándula Pineal
Las
funciones de la Glándula Pineal son las últimas en descubrirse de todos los
órganos endocrinos. Responde a las variaciones de la luz que se producen a
nuestro alrededor, activándose ante la carencia de la misma para segregar la
melatonina (también serotonina, noradrenalina, histamina, y algunas
más). Pueden destacarse diferentes funciones:
·
Segrega melatonina, produce DMT y es
un depósito de serotonina
·
Refuerza el sistema inmunitario
·
Regula funciones endocrinas
·
Regula el ritmo circadiano y los
ciclos de vigilia y sueño
·
Regula ritmos estacionales, de Estrés,
rendimiento físico y estado de ánimo
·
Influye en las hormonas sexuales
HISTORIA: Existe un símbolo cuya semejanza con la glándula
diseccionada es sorprendente: el Ojo de Horus. Este emblema egipcio también se
conoce como Udyat, cuyo significado es “el que está completo”, y es un talismán
al que se le atribuyen propiedades protectoras, de salud y renacimiento. El
antiquísimo amuleto aparece en el “Libro de los Muertos” (escrito hacia el 1550
a.C.) Este libro es un texto funerario del Imperio Nuevo egipcio cuyos
sortilegios mágicos tenían como objetivo ayudar a los difuntos en su viaje a la
otra vida.
El ojo también aparece en los “Textos de los Sarcófagos”,
unos conjuros pintados o grabados en sarcófagos y ataúdes durante el Imperio
Medio del Antiguo Egipto, y que también protegían a los fallecidos en su
travesía al más allá (2100 a.C.). Pero su origen se encuentra en los
antiquísimos “Textos de las Pirámides” (2350 a.C.), un repertorio de conjuros,
encantamientos y súplicas grabados en cámaras sepulcrales de las pirámides del
Imperio Antiguo.
Fuente: Dr.Prof. Ignacio Bergadá
Endocrinólogo
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