Durante su niñez, todos
los veranos viajaba a Maipú, en donde los amigos del lugar lo apodaron
«Buenosaires» debido a ser el único pibe porteño que iba a esa zona de
vacaciones. Cuando llegaba utilizaban la figura retórica de la sinécdoque para
recibirlo, diciendole: «Ahí llegó Buenosaires» En 1916 ingresa a la Escuela
Normal de Maestros N.° 2 Mariano Acosta, egresa a fines de 1919 con título de
Maestro.
Fue bibliotecario,
maestro, profesor de enseñanza secundaria y en la década del 20 formó parte de
la generación que se nucleó alrededor de la revista Martín Fierro. En la
primera etapa de su vida literaria prevaleció la poesía. Publicó Los aguiluchos
(1922) y Días como flechas (1926), inclinándose hacia el vanguardismo, pero en
sus Odas para el hombre y la mujer (1929), afirma su voz propia y el equilibrio
entre la novedad y lo clásico, libro con el que obtuvo el Primer Premio
Municipal de Poesía.
En 1926 viajó
por primera vez a Europa, donde trabó amistad con importantes intelectuales y
pintores como Picasso, Héctor Basaldúa y Antonio Berni. En 1929, nuevamente en
París, se estableció en Montparnasse y frecuentó a Aquiles Badi, Alfredo
Bigatti, Horacio Butler, Juan del Prete, Raquel Forner, Víctor Pissarro y al
escultor José Fioravanti, quien luego esculpiría el busto del poeta en bronce.
A fines de 1929 vuelve a París, ciudad en la que inicia su novela fundacional
Adán Buenosayres, que publicaría recién en 1948 luego de muchos años de
elaboración.
El poeta se
casó con María Zoraida Barreiro el 8 de enero de 1934, con quien tuvo dos
hijas, María de los Ángeles y María Magdalena. La primera esposa del poeta
falleció el 8 de junio de 1947. Después de esto conoció a Juana Elvia Rosbaco,
a quien llamó Elbia, Elbiamor y Elbiamante, y a quien asignó “un espacio
interlocutivo y apelativo en muchos de sus textos y dedicatorias”.
En 1941
obtuvo la más alta distinción que otorga su país, el Primer Premio Nacional de
Poesía, con sus libros de poesía Sonetos a Sophia y El centauro (ambos de
1940). En ese mismo año edita el libro de texto Historia Argentina de Carlos
Emilio Cánepa, adaptándolo a los nuevos programas de educación.
La publicación de Adán
Buenosayres en 1948, exceptuando el comentario elogioso de Julio Cortázar y
algunas otras voces entusiastas, como las de los poetas Rafael Squirru y
Fernando Demaría, a quienes dedicaría respectivamente la Alegropeya y la
Poética de su Heptamerón, pasó en principio completamente inadvertida. Las
cuestiones políticas no fueron ajenas a los motivos, considerando la abierta
simpatía del escritor hacia el peronismo. En Adán Buenosayres, el periplo
simbólico que emprende el poeta Adán, protagonista, tres días antes de su
muerte por la geografía urbana y arrabalera de un Buenos Aires metafísico,
retratando en el camino a algunos reconocibles personajes de la literatura de
entonces y tocando registros que van del humor a la epopeya con un lenguaje
eximio y por momentos deslumbrante, calaría hondo en la sensibilidad argentina
de las siguientes generaciones de escritores. Marechal, por su parte, declaró:
Al escribir
mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y
basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros
literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo
dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y
si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo
había hecho sin crear sucedáneos de las mismas. Entonces fue cuando me pareció
que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el
sucedáneo legítimo de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán
Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico.
Como en
Ulises de James Joyce, las claves pueden rastrearse hasta la Odisea de Homero y
la doctrina judeocristiana (Marechal era un católico convencido), pero el
séptimo libro, último y probablemente el más brillante de la novela, el «Viaje
a la Oscura Ciudad de Cacodelphia», es ni más ni menos que una parodia del
Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri.
Adán
Buenosayres es también una novela en clave. Detrás de los personajes
principales se puede reconocer a escritores y miembros de la vanguardia porteña
que el autor conoció en su juventud. Así, en la figura del astrólogo Schultze
se advierten los rasgos de la personalidad del artista Xul Solar y en el
filósofo Samuel Tesler, a Jacobo Fijman, poeta judío converso al catolicismo.
Borges, quien fue amigo de Marechal en su juventud pero se alejó de él a causa
del peronismo, es visible en el poeta cegato y aficionado al criollismo, Luis
Pereda. El intelectual nacionalista Raúl Scalabrini Ortiz está retratado en el
petiso Bernini y Victoria Ocampo aparece caricaturizada en el Infierno de la
Lujuria en la figura de Titania.
En 1951 se estrenó la
obra teatral Antígona Vélez (basada en la Antígona de Sófocles). Por esa pieza
teatral recibe el Primer Premio Nacional de Teatro. Escribió dos novelas más:
El banquete de Severo Arcángelo (1965) y Megafón, o la Guerra (1970). Esta
última estaba en la imprenta cuando Marechal falleció en 1970.
A diferencia
de otros grandes contemporáneos, como Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez,
Julio Cortázar, Ernesto Sabato la fama de Marechal no era tan conocida en el
exterior, con la excepción de Cuba, donde el poeta viajó en 1967 invitado por
el gobierno cubano para ser jurado del premio anual de literatura que otorga la
Casa de las Américas. Cuando Juan Domingo Perón fue elegido presidente en 1946,
Leopoldo Marechal ocupó la dirección General de Cultura y luego el de Enseñanza
Artística, siendo cercano a las ideas del peronismo- y donde permaneció hasta
el golpe de Estado de 1955, que impuso la dictadura autodenominada Revolución
Libertadora, que se caracterizó por la persecución política al peronismo y la
censura. Durante las sucesivas dictaduras de Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio
Aramburu permaneció proscripto militando activamente en la resistencia
peronista. En 1956 Marechal redactó junto con el general Juan José Valle una
proclama «al pueblo de la Patria».
Su Adán
Buenosayres (1948) está considerada por muchos como la novela fundamental de la
literatura argentina. Toda la obra de Marechal después de 1955 fue proscrita
por la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu y desterrada de los manuales de
literatura y de las librerías.Perseguido por el régimen de la Revolución
Libertadora debido a sus ideas políticas y sus denuncias públicas acerca de torturas
que utilizaba el régimen de facto, decidió exiliarse brevemente en Santiago de
Chile.
La caída del
peronismo lo llevó al ostracismo intelectual, a la soledad y al olvido. Recién
a mediados de la década de 1960 volvió a publicar. En 1965 editó «El banquete
de Severo Arcángelo» y el ensayo «La Autopsia de Creso». En 1966 publicó
«Heptamerón» y «Cuadernos de navegación».
Las hijas del
poeta crearon la Fundación Leopoldo Marechal que tiene como objetivo preservar
y difundir la obra de Marechal y de los autores de la generación
martinfierrista. El apellido Marechal es acentuado en la e (Maréchal) pero el
escritor dejó de usarlo hacia la década de 1930. Puede verse claramente este
tema en las dedicatorias de sus primeros libros. Su abuelo Maréchal era francés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario