SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



sábado, 31 de octubre de 2020

Se cumplen 37 años del regreso de la democracia con el triunfo de Don Raúl Alfonsín-

 

Cuando caía la noche del 30 de octubre de 1983, millones de argentinos apostaron por todo lo que se les había negado durante años.



Aquella elección, aquellos votos,  eran un castigo a la violencia, a la censura, al atropello de todo orden y un mandato a la mesura, para edificar de manera pacífica el futuro. Una vuelta de página sobre un pasado ominoso, de frustraciones personales y de decadencia como nación.

Ese 30 de octubre el espacio público receptó  a todas las expresiones reprimidas de la cultura, y las  nuevas generaciones  nutrieron de representatividad a los partidos políticos, sustento vivo de un sistema que soportó asonadas militares y la resistencia sindical.

La recuperación del sistema democrático significó para la sociedad el amanecer de un escenario donde se reflejaron expectativas largamente postergadas. Significó el renacer del libre debate de las ideas, las garantías individuales, y la reinserción internacional después de quienes nos habían llevado a una derrota militar. Significó el respeto por la libertad de expresión, el funcionamiento de una Justicia independiente, y el reconocimiento a la oposición.

Significó el juzgamiento de las atrocidades contra los derechos humanos.

Raúl Alfonsín nos decía “… “iniciamos una etapa que sin duda será difícil, porque tenemos todos la enorme responsabilidad de asegurar hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina…”



Han pasado 37 años de aquel histórico día que definió un nuevo rumbo para el pueblo argentino. Y nada define más a estas tres décadas de democracia que la lucha política por ampliar derechos y fortalecer las instituciones. La obra del Dr. Raúl Alfonsín marcó el rumbo de la política en materia de derechos humanos del estado argentino, un derrotero progresivo cuyos avances pueden observarse en la actualidad.

Muchos años después, el multitudinario y cálido reconocimiento brindado al despedir al presidente de la entrada a la vida quedó resonando en quienes somos hijos de la democracia.

Los jóvenes radicales, desde la memoria,  debemos y tenemos la responsabilidad de plasmar sus objetivos, que son los del conjunto y a los que todos debemos aportar desde nuestro lugar de pertenencia y con nuestra impronta ideológica. Es importante que se honre ese legado político, vigente y valorado en este tiempo, y que se interprete el deseo compartido de unidad nacional, justicia social y de un federalismo que equilibre las asimetrías y brinde posibilidades equitativas.

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