El roble (quercus robur), árbol sagrado en la mitología celta, era venerado como señor del bosque y símbolo de poder. Quercus procede del celta quer cuez: «árbol elegante». Griegos y romanos lo veneraron y consagraron a Zeus y Júpiter.
Tal es su vinculación
con la fuerza, que cuando decimos de alguien que parece un
roble aludimos a su formidable salud.
Es un árbol de porte
imponente, copa ancha, corteza grisácea, hojas ovaladas y, florecido,
produce racimos péndulos. Los frutos, las bellotas, crecen en
grupos de hasta cinco.
De los cinco
centenares de tipos de roble que se conocen en el mundo,
diez están presentes en España, con sus correspondientes hibridaciones. Todas
ellas, incluidas encinas, quejigos y coscojas,
comparten usos terapéuticos.
La preferida por los
herbolarios es el roble común (Quercus robur, o carballo en gallego), que crece en
bosques húmedos del norte de la Península Ibérica.
Propiedades y beneficios del
roble
Del
roble común las herboristerías emplean las agallas, la corteza de ramas jóvenes
y, en
menor medida, las bellotas. Es muy rico en taninos, y contiene
flavonoides, pectina y ácido gálico.
Se
presenta en forma de planta seca para infusión (agallas
y hojas) y decocción (agallas y raíz), la corteza en polvo o seca para
decocción y macerado, en extracto líquido, y las agallas en polvo para
aplicar sobre heridas o úlceras.
En
cualquiera de estas formas, el roble destaca como astringente,
antihemorrágico y antidiarreico, y se indica en
hemorragias externas e internas –digestivas–, hemorragia
nasal, metrorragia, menstruación abundante, dismenorrea y hemorroides
sangrantes.
También
es un buen remedio natural para favorecer la eliminación de impurezas de la
piel como forúnculos, granos y eccemas, así como para calmar
escaldaduras y quemaduras leves del día a día.
El
roble se considera asimismo ligeramente febrífugo y antiséptico.
Usos medicinales del roble
·
Para diarreas por gastroenterocolitis, intoxicaciones alimentarias
y cambios de agua: decocción de roble, junto con salicaria y agrimonia.
·
Para la incontinencia urinaria: con plantas relajantes como el hipérico y
la pasiflora.
·
Para inflamaciones urinarias y prevenir piedras en el riñón: con
plantas diuréticas como el maíz y la gayuba.
·
Para lavar y cicatrizar heridas: se puede aplicar sobre heridas sangrantes, y
restaura el tejido dañado. Se prepara una decocción de roble, combinado con
tomillo (desinfectante) y milenrama y se aplica regando la
zona unas tres veces al día.
·
Para aliviar las hemorroides: La corteza de roble combinada con otras plantas
astringentes mejora las hemorroides sangrantes. Esta decocción se aplica
localmente empapando unas compresas o bien en forma de baño de
asiento.
Cómo
prepararla: Se mezclan a partes iguales corteza de
roble, milenrama, gálbulos de enebro y castaño de Indias. Se
añaden dos cucharadas soperas de la mezcla a dos litros de agua, se hierve
durante 2 minutos, se deja que repose y se aplica cuando el agua esté más o
menos a temperatura ambiente.
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