Todo parece indicar que el 25 de mayo de 1810
amaneció lluvioso y frío. Pero la «sensación térmica» de la gente era otra .
Grupos de vecinos y milicianos encabezados por Domingo French y Antonio Beruti
se fueron juntando frente al cabildo a la espera de definiciones. Algunos
llevaban en sus pechos cintitas azules y blancas, que eran los colores que los
patricios habían usado durante las invasiones inglesas.
Pasaban las horas, hacía
frío, llovía y continuaban las discusiones. El cabildo había convocado a los
jefes militares y estos le hicieron saber al cuerpo a través de Saavedra que no
podían mantener en el poder a la Junta del 24 porque corrían riesgos personales
porque sus tropas no les responderían. La mayoría de la gente se fue yendo a
sus casas y el síndico del Cabildo salió al balcón y preguntó «¿Dónde está el
pueblo?».
En esos momentos Antonio Luis Beruti irrumpió en la
sala capitular seguido de algunos infernales y dijo «Señores del Cabildo: esto
ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de
nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido
para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos,
está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras
partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo?
Toque la campana y si es que no tiene badajo
nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya
presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora mismo, porque
no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las
armas en la mano, no responderemos de nada.» Poco después se anunció finalmente
que se había formado una nueva junta de gobierno .
El presidente era Cornelio Saavedra; los doctores
Mariano Moreno y Juan José Paso, eran sus secretarios; fueron designados seis
vocales: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga,
el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu.
Comenzaba una nueva etapa de nuestra historia.
La Junta declaró que
gobernaba en nombre de Fernando VII. Así lo recuerda Saavedra en sus memorias
«Con las más repetidas instancias, solicité al tiempo del recibimiento se me
excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de experiencia y de luces para
desempeñarlo, sino también porque habiendo dado tan públicamente la cara en la
revolución de aquellos días no quería se creyese había tenido particular
interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. Por política fue preciso
cubrir a la junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se
estableció y bajo de él expedía sus providencias y mandatos.»
Para algunos era sólo una
estrategia a la que llamaron la «máscara de Fernando», es decir, decían que
gobernaban en nombre de Fernando pero en realidad querían declarar la
independencia. Pensaban que todavía no había llegado el momento y no se sentían
con la fuerza suficiente para dar ese paso tan importante. La máscara de
Fernando se mantendrá hasta el 9 de julio de 1816.
Pero los españoles no se
creyeron lo de la máscara o el manto de Fernando y se resistieron a aceptar la
nueva situación.
En Buenos Aires, el ex
virrey Cisneros y los miembros de la Audiencia trataron de huir a Montevideo y
unirse a Elío (que no acataba la autoridad de Buenos Aires y logrará ser
nombrado virrey), pero fueron arrestados y enviados a España en un buque inglés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario