El 25 de mayo de 1810 se produjo la Revolución que
modificaría el sistema de gobierno y la comida típica para celebrar ese día es
el locro. Silvia Juárez, Licenciada en Nutrición y Coordinadora de
la Unidad de Soporte Nutricional del Hospital Austral, explicó que la dieta debe analizarse
junto con las actividades de la época.
«Siempre
hay que tener en cuenta la situación cultural para poder evaluar una
conducta.Las
personas, en su mayoría, caminaban y lo hacían transportando un peso importante
debido a las ventas ambulantes, las ropas que debían lavar en el río o los
recipientes con agua extraídas de los aljibes. Ello implicaba un gasto calórico
que hoy el hombre no hace”, explicó Juárez.
En
las comidas era muy común el guiso de carne vacuna y verduras
cocidas. Si bien no se consumían demasiadas verduras de “hoja verde”, contenía
gran variedad de ingredientes. Según Juárez, “este alimento permitía incorporar
a la alimentación cebolla, zanahoria, tomate y choclo, rico en vitamina c”. De
todas maneras, la especialista afirmó que “es importante incluir verduras
crudas y verdes en la dieta diaria por el aporte de ácido fólico y, a su vez,
porque de esa forma se conservan mejor las vitaminas que poseen”.
En
cuanto a la alimentación a base de carne, la especialista explicó que “de
acuerdo a las recomendaciones nutricionales, hoy en día seguimos comiendo una
cantidad excesiva de carne, es un hábito del hombre argentino”. Y agregó: “No
obstante, con una porción de carne diaria estamos cubriendo las necesidades
proteicas de nuestro organismo”.
Juárez
detalló que el consumo de carne “bueno o malo” depende de cada individuo y por
ello las dietas deben ser personalizadas. Además, diferenció los tipos de
carnes y sus beneficios. “Las carnes rojas, como el pollo y el cerdo, aportan
gran cantidad de colesterol y hierro. La carne blanca del pescado, en cambio,
es beneficiosa por el aporte de grasas omega 3, saludables para el corazón”,
aseguró la especialista.
En
1810, el método de conservación de algunos alimentos era con sal. Si bien
hoy en día se sigue utilizando en algunos casos, no es tan común. La licenciada
Juárez explicó que “en la actualidad, el inconveniente del exceso de sal en las
comidas diarias es que la gente ha dejado de cocinar y consume comidas delivery,
snacks o panificación con grasas y sal. Además, han reemplazado el guiso por preparaciones
culinarias industriales con alta cantidad de sodio.” Y agregó:
«Poblacionalmente, disminuir un gramo de sal en los alimentos procesados,
genera un descenso de 10mmde Hg en la presión arterial media”.
Además
de lo mencionado, los chicharrones eran comunes en aquella época, un alimento
frito hecho con grasa. Al respecto, Juárez aseguró que “una buena fritura en
cantidades moderadas, una vez al mes, junto a un plato de vegetales verdes
crudos y unos 15 minutos de bicicleta o caminata, no es tan malo”.
La especialista explicó que, si una persona decide comer un alimento frito,
para cocinarlo debe introducirlo en aceite bien caliente para conseguir una
cocción rápida y evitar que se absorba demasiado aceite.
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