Los investigadores han descubierto un receptor
que los mosquitos usan para detectar tanto el dióxido de carbono como el olor
de la piel, y han identificado los compuestos que interactúan con el receptor.
Los hallazgos pueden ayudar a orientar
las estrategias de control de los mosquitos y las enfermedades que transmiten.
Los mosquitos tienen una capacidad asombrosa para
localizarnos desde lejos y dirigirse directamente a nuestra piel desnuda. Por
desgracia, los mosquitos son mucho más que una molestia, ya que pican.
Transmiten varias enfermedades graves, como el paludismo, una de las
enfermedades infecciosas más comunes del mundo.
Casi
un millón de personas mueren de malaria cada año. Los mosquitos también
transmiten el virus del dengue y los gusanos de la filaria.
Las
hembras de los mosquitos tienen unas células nerviosas llamadas neuronas cpA
que tienen un receptor para detectar el dióxido de carbono. Esto les permite
percibir las columnas de aire que exhalamos. Pero los mosquitos siguen siendo
atraídos por la piel humana incluso en ausencia de dióxido de carbono.
Un
equipo de investigadores dirigido por el Dr. Anandasankar Ray, de la
Universidad de California en Riverside, se propuso determinar las neuronas y
los receptores necesarios para la atracción por el olor de la piel.
Los
científicos probaron la respuesta de estos mosquitos a los olores de la piel
colocándolos en un túnel de viento con una placa de perlas de vidrio que se
habían puesto en calcetines durante varias horas para darles el olor de los pies
humanos.
Tanto los mosquitos Aedes aegypti como
los Anopheles gambiae, que transmiten
el dengue y la malaria, respectivamente, se sintieron mucho menos atraídos por
las cuentas perfumadas tras ser expuestos a la sustancia química. Estos
resultados demostraron que el receptor responsable de detectar el dióxido de
carbono también detecta los olores de la piel.
Los
investigadores se centraron en dos de los compuestos reconocidos como seguros
para el ser humano. El piruvato de etilo,
que tiene un olor afrutado y está aprobado como agente aromatizante en los
alimentos, bloqueaba la atracción de los mosquitos hacia una mano humana. Por
el contrario, la ciclopentanona, que tiene
un olor a menta y está aprobada como agente de sabor y fragancia, atrajo a los
mosquitos a una trampa con cebo con la misma eficacia que el dióxido de carbono.
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