2022: Advierten que
aumentó la gravedad de las consultas y bajó la edad de los menores que
requieren atención. Los efectos de dos años pandemia empeoraron los problemas
psicológicos. Dos años de pandemia sanitaria impactaron en el equilibrio
emocional de gran parte de la población, en Argentina y el mundo. Sin embargo, hubo un
grupo que fue aún más vulnerable a
los efectos del encierro, las restricciones y la incertidumbre sanitaria. Los
niños y adolescentes vivieron más
de dos años de su etapa de desarrollo en una situación extraordinariaque
impactó de lleno en los años clave para
estructurar la propia personalidad.
En ese sentido, el reciente análisis de una experta
argentina en psiquiatría es preocupante: las consultas por trastornos de salud
mental crecieron
casi 50% y se duplicaron las consultas por ideas sobre la muerte en
adolescentes.
La doctora Gisela
Rotblat, jefa de Psiquiatría del servicio de Salud Mental Pediátrica en el
Hospital Italiano de Buenos Aires, señaló que la pandemia fue un
catalizador y que “las
consultas aumentaron 47% más en estos últimos dos años. Y aumentó también la
gravedad, las consultas por ideas de muerte se duplicaron, los intentos de
suicidio se triplicaron, las consultas por trastornos alimentarios se
quintuplicaron, esto es un fenómeno global, no sólo a nivel
nacional”.
La franja de 13 a 17 años es la que más consulta pero también aumentaron las consultas de menores más chicos, de 12 años o menos, indicó la experta en declaraciones a Radio Mitre. Para explicar qué significa que las consultas revistan más gravedad, Rotblat se refirió a un aumento de chicos y adolescentes que se autolesionan y se provocan heridas cortantes, en alguna parte del cuerpo, como manos o brazos.
Explicó que muchos jóvenes se cortan en un
intento de calmar la ansiedad, “en
un intento por sentir algo, ante el
sentimientos de soledad y vacío. O para otros, es una forma de descargar la
angustia, ante la imposibilidad de verbalizar”
“Los métodos son más
graves,
porque el contexto de los pacientes adolescentes es más grave, porque muchos
no han podido retomar la escolaridad, la situación socio ambiental
es más complicada, la familia que debería cuidarlos no están en condiciones de
poder cuidarlos por sus propias dificultades”, amplió la especialista del
Hospital Italiano.
El mundo adulto también vio afectado su equilibrio
emocional y se encuentra en una situación vulnerable que dificulta prestar
atención a los problemas de los adolescentes y darles la magnitud que merecen. “Hay mucha menor contención familiar y mucha
menos capacidad de las familias de poder ayudar a los adolescentes y estar
presentes con los adolescentes - dijo Rotbalt y continuó - por
ejemplo, el acompañamiento a los pacientes con trastornos en la conducta
alimentaria es muy complicado, son tratamientos muy largos. Son patologías
disrruptivas que alteran la dinámica de toda la familia. Estos chicos no pueden
estar solos en ningún momento”.
Las cifras globales que habían sido difundidas
por Unicef a fines de
2021, ya reflejaban un panorama de alerta a escala global. Según las
estimaciones de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para
la infancia “un 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padece un
trastorno mental diagnosticado” en el mundo, esto signifca que 1 de cada 7 jóvenes sufre un problema psíquico o
psiquiátrico.
El organismo advirtió que “prácticamente en cada rincón del planeta, tanto en los
países ricos como en los pobres, los trastornos mentales (y la falta de
respuestas adecuadas) siguen infligiendo un sufrimiento considerable a los
niños y los jóvenes y representan una de las principales
causas de muerte, enfermedad y discapacidad, especialmente entre los
adolescentes de edad más avanzada”.
La escuela
Parte de este nuevo escenario se explica por las consecuencias de dos años truncos de
escolaridad y la sociabilización que el colegio implica para el
desarrollo de niños y adolescentes. “Hay
un deterioro de la institución familiar, un deterioro de la institución
escolar, un mayor uso y abuso de los medios de comunicación y de las pantallas
en sí. Además, la situación económica no ayuda. Esto se ve a nivel mundial, no
sólo en Argentina”.
La pausa a la escolaridad sigue mostrando sus
secuelas según Rotblat: “Lo que aumentó muchísimo es la fobia
escolar, no pueden retomar la escolaridad, por situaciones de ansiedad, se
ponen el uniforme y no pueden salir de la casa”.
“El tema del
bullying y no poder insertarse en la escuela aumenta el riesgo. Las escuelas
post pandemia se vieron desbordados, no solo por la cuestión académica sino por
recibir adolescentes y niños en situaciones bastante complicadas a nivel
emocional”, resumió la especialista
En cuanto a las familias, la jefa de Psiquiatría del servicio de Salud Mental
Pediátrica en el Hospital Italiano, le aconsejó a los padres estar
presentes y aumentar la comunicación con los hijos. “No juzgar, entender y
acompañar. Solicitar ayuda profesional cuando ven que las cosas no funcionan,
cuando hay signos que los adolescentes se encierran mucho, cuando uno ve que
son inaccesibles. Los
chicos tienden a sufrir en silencio, quizás llevan dos años con el problema que
los afecta y los padres no se dieron cuenta”.
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