Cada año surge la misma
pregunta: Si hay un día (que en realidad se ha convertido en un mes) del
orgullo de la diversidad sexual, ¿por qué no hay un día del Orgullo
heterosexual?
Comentarios en redes
sociales diciendo que eso es discriminación, que eso no aporta a la inclusión,
etcétera. Lo único que hacen este tipo de comentarios y aseveraciones es
confirmar dos cosas: primero, que la gente no es consciente de sus privilegios
y que gracias a ello (ser heterosexuales), no necesitan “Un día de”, y segundo,
que la gente no investiga la razón o el objetivo del porqué existen este tipo
de celebraciones y conmemoraciones.
Porque en junio, el mes
del orgullo LGBT+ no sólo son fiestas, desfiles, productos de colores, banderas
arcoíris, charlas y conferencias que tienen algún aspecto de la población de
gays, lesbianas, bisexuales, personas trans y queer, en el centro de su
organización. También se conmemora la lucha y las acciones que nos han hecho
una sociedad cada vez más incluyente. Sí, lo más vistoso es la marcha o desfile
(como gusten llamarlo), las fiestas y festejos; sin embargo hay otros
contenidos pertinentes para la sociedad en general, donde junio se convierte en
el momento perfecto para posicionarlo y llevarlo a discusión en la agenda
pública.
Las personas de la
diversidad sexual somos sujetas de discriminación por algo inherente a
nosotros: por ser y amar a nuestra manera. En el Código Penal del Estado de
Jalisco se define la discriminación como aquella que sufren las personas por su
orientación sexual o identidad de género que se manifiesta como la distinción,
exclusión, restricción, o preferencia no justificada que tiene por objeto o por
resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en
condiciones de igualdad, de sus derechos y libertades. La discriminación que sufren
las personas LGBT+ está profundamente enraizada en, y alimentada por,
prejuicios, estereotipos sociales y culturales y por información distorsionada
o imprecisa, aunado a la existencia de doctrinas de la sociología, la medicina,
el derecho y la política que han originado o justificado dicha discriminación.
En ese sentido, es claro
que la lucha que se hace por la igualdad va enfocada en contrarrestar estas
acciones de discriminación, pero más allá de eso, en promover un cambio
cultural de respeto hacia el amor libre y la libre expresión de las personas.
No fue hasta 1990 que la
homosexualidad dejo de ser considerada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) una enfermedad mental. Sí, una enfermedad. Y no fue hasta 2018 que la
misma OMS dejó de considerar un trastorno mental a las personas trans. Cabe
destacar que este cambio entra en vigor en 2022, para sustituir esta
designación que está vigente desde 1990.
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