**PARA REFLEXIONAR y
COMPRENDERNOS: La mente en cualquiera de nosotros, cómo centro de operación
independiente y actuando por sí misma, se puede convertir en un arma de
destrucción masiva, para nosotros mismos y para los demás.
Sólo hay que echar un
vistazo a la cantidad de barbaries que somos capaces de cometer las personas:
violencia de género, asesinatos, peleas, guerras, desastres ecológicos… Y
respecto a nosotros mismos, simplemente fíjate con la cantidad de estrés,
ansiedad, nerviosismo o apatía que vivimos la gran mayoría de personas en
nuestro día a día.
Encerrados muy a menudo en
nuestros “problemas” y preocupaciones, sin ser capaces de escapar, de ver más
allá. Llegando a veces a situaciones límites cómo autolesionarse o el suicidio.
¿Sabes porqué? Porque
estamos dominados por nuestra mente. La mente en sí no es mala, ni mucho menos,
es una herramienta increíble pero hay que saber usarla, o mejor dicho, no dejar
que ella te use a ti.
La mente trabajando al
servicio de sí misma y de forma autónoma, es claramente disfuncional y capaz de
hacer cosas horribles. ¿Cuántas veces has sentido que tu cabeza te va a
explotar? ¿Que no puedes más, que no te soportas a ti mismo?
¿Con que frecuencia te
sientes agobiado, aprisionado por pensamientos negativos que no paran de dar
vueltas por la pasarela de tu mente una y otra vez y que no te aportan nada? Alguna
vez habrás podido comprobar en tus propias carnes que tu mente es capaz de
consumir toda tu energía y hacer que te sientas exhausto, mucho más que si
llevaras 3 horas haciendo footing sin parar.
Si pudieras decidir,
¿realmente decidirías tener esos pensamientos? Creo que no, nadie lo elegiría
conscientemente, nadie en su pleno juicio decidiría infringirse sufrimiento a
sí mismo. El problema reside en que creemos que somos nuestra mente, nos
identificamos con ella. Esto hace que cualquier pensamiento que pasa por allí
lo agarramos cómo nuestro y creemos que somos eso.
Tu mente cuando actúa de
forma independiente, no para de recordarte aquellas cosas que no te van del
todo cómo a ti te gustaría y las sensaciones muy a menudo son insoportables.
Nos hacemos un daño
terrible a nosotros mismos.
Nos volvemos esclavos de
nuestra mente.
En vez de usarla, ella nos
usa a nosotros.
Déjame que te diga que hay
solución pero la solución no está en la mente, está mas allá de la misma. Debes
despertar tu conciencia para poder reconocer quién y qué eres realmente.
Tú no eres tu mente, no
eres tus pensamientos ni tus emociones, eres mucho más que eso.
Eres algo mucho más vasto
y extenso. Una inteligencia mucho mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario