El Psiquiatra Brian Weiss lleva toda una
vida escuchando lo que le cuentan sus pacientes de esas regresiones. Todo
empezó con Catherine en su consultorio de Miami, cuando ejercía como jefe
de Psiquiatría del Hospital Mount Sinai.
Es Médico por la Universidad de Yale
(1970) y formado para pensar como científico, venció sus reticencias iniciales
para convertirse con los años en uno de los divulgadores más reputados
de la reencarnación.
UNA CONCIENCIA EXTRAORDINARIA
–¿Qué fue lo que despertó su interés
por las regresiones a vidas pasadas cuando ejercía como psiquiatra? –Mis primeras
experiencias se remontan a hace casi treinta años aunque el libro Muchas vidas,
muchos maestros se publicó hace veinte. El dato es importante: si tardé tanto
en contar mis experiencias con Catherine fue porque como jefe de Psiquiatría en
el hospital y médico reconocido en mi especialidad me preocupaban mi reputación
y mi carrera. Al principio, además, yo era un completo escéptico.
Lo que
ocurrió con Catherine, tras un año y medio de terapia en la que no
progresábamos apenas, es que recurrí a la hipnosis para tratar de hacerle
recordar episodios de la infancia que pudieran estar en el origen de sus
ansiedades y fobias. Un día le pedí que regresara adonde empezaron los
síntomas, pensando que se remontaría a algún suceso ocurrido a los 5 o 6 años
tal vez.
Pero volvió 4.000 años atrás. En esa vida que recordó, ella se ahogaba. Su hija le era arrancada de los brazos en una especie de inundación. De ahí su miedo al agua y a asfixiarse, dos de los síntomas que la habían llevado a mi consulta. Su fobia llegaba a tal extremo que no podía tragar pastillas. Y estos síntomas desaparecieron al recordar aquellos sucesos.
Al principio no creí en ello pero tuve que
aceptar que, en cualquier caso, le estaba ayudando. Así que seguí llevándola a
ese estado de relajación profunda y fue recordando diferentes vidas. Se curó
por completo en unos meses. Y luego empecé con otro paciente y otro y otro,
hasta llegar a cuatro mil.
–¿Y qué le llevó a creer finalmente en la
veracidad de esos relatos?
–Como digo, yo era muy escéptico y racional. Pensé
que quizá lo que Catherine contaba era producto de su imaginación, o metáforas
o imágenes simbólicas. Pero en una de sus vidas, empezó a relatar su muerte en
la Edad Media y cómo flotaba por encima de su cuerpo y encontraba una luz
bella. Hablaba de "los Maestros" y entonces vio a mi padre y mi hijo
allí. Mi padre había muerto hacía un año y mi hijo, hacía diez, a los pocos
días de nacer. Ella lo sabía, me expuso hasta los detalles médicos. Y no era
una agente del FBI ni una periodista de investigación. Eso sucedía incluso
antes de la era de los ordenadores.
Conocía información muy privada y secreta: mencionaba nombres,
detalles… Y a mí, como médico, esto me asombró. ¿Cómo podía saberlo? No había
ni siquiera un lugar de donde hubiera podido sacar esa información. Ahí entendí
que había algo más que la conciencia ordinaria. Y me recuerdo entonces
pensando: si es cierto todo eso que sabe sobre mi padre y mi hijo, ¿no podría
serlo también todo lo que cuenta de sus vidas pasadas? De modo que aunque ella
se curó de todos sus síntomas, yo necesité esta otra prueba para creer que lo
que decía era algo más que pura fantasía.
–¿Cómo reciben sus teorías los médicos y el público en general?
–La aceptación ahora es mucho mayor que hace años. Los médicos, especialmente
los psiquiatras, son todavía los más reacios, supongo que por la forma en que
están acostumbrados a pensar. Son incluso más escépticos que los religiosos,
porque, de algún modo, todas las religiones han creído que una parte del ser
humano no se extingue con la muerte. Aun así, hoy los médicos se muestran más
receptivos, seguramente por la influencia de películas, revistas, diarios,
libros... El otro día en un programa televisivo en Miami, donde vivo, el
presentador dijo: "Espero que en mi próxima vida...". Ahora el
concepto resulta mucho más familiar que cuando empecé en los años ochenta.
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