Existe un elemento arquitectónico único en el
mundo en el oeste de la India y sureste de Pakistán. Se le llama kalyani,
pushkarani, vaav, bawdi, baoli, barav o simplemente vav, según la zona. Se
trata de enormes pozos para extraer agua que cuentan con escaleras para acceder
a sus distintos pisos. Están en regiones áridas con mucha diferencia de
disponibilidad de agua según la estación, por lo que la primera función de un
vav es puramente práctica. Sin embargo, el paso del tiempo los convirtió en
centros de ocio y rituales.
Las
mujeres, responsables de extraer el agua, se fueron identificando con los vavs
y conduciendo estos rituales. Esta función religiosa fue el detonante
definitivo para que los vavs empezaran a transformarse en piezas
arquitectónicas únicas embellecidas con conjuntos escultóricos excepcionales. Al final, el vav se convirtió en una especie de templo
invertido en honor al agua. Uno de los vavs más originales y suntuosos fue el
de Rani-ki-Vav: el pozo de la reina.
Algunos expertos llevan muy atrás la tradición de los vavs y la sitúan en el valle del Indo en el tercer milenio a.C. Sin embargo, los vavs tal y como se popularizaron en las regiones de Guyarat, donde hay más de cien, empiezan a abundar en el siglo VII. Inicialmente son hinduistas, pero los musulmanes los comprenden y apoyan. Desde Guyarat se expandieron al norte, en Rajastán, y al oeste, ya en Pakistán, entre los siglos XI y XVI. En estas regiones además se notó la influencia de los vavs en el diseño de jardines.
Bajo los británicos perdieron su función, pues los
nuevos gobernantes los consideraron poco higiénicos. Rani-ki-Vav está en la
ciudad de Patan-Anhilwara, fundada en el siglo VIII por la dinastía Chavda y
ascendida a capital con sus sucesores, los Solanki, con quienes alcanzó 100.000
habitantes. Fueron conquistados por el sultanato de Delhi en el siglo XIII.
Tal y como reza una canción india posterior, Rani-ki-Vav fue construido en el momento álgido de los Solanki y de Patan, en el siglo XI. La historia cuenta que la reina Udaymati lo construyó en honor de su marido Bhimdev I, hijo del fundador de la dinastía fallecido en el 1063. En las obras le ayudó el siguiente en la línea dinástica, Karandev I. Además de las funciones del vav, en Rani-ki-Vav se horadó un túnel de treinta kilómetros con final en la ciudad de Sidhpur para que el rey pudiera escapar en caso de necesidad.
El pozo fue utilizado largo tiempo, pero un movimiento tectónico
provocó cambios en el río Saraswati que primero inundaron el vav para luego
secarlo. Todo
quedó enterrado en toneladas de limo que paradójicamente conservaron durante
siglos las esculturas. En el siglo XX
se redescubrió el lugar y, tras varios trabajos arqueológicos, en los años 80
el Servicio Arqueológico de la India procedió a retirar el limo y devolver la
vida a Rani-ki-Vav.
Los vavs suelen dividirse en dos partes, el pozo vertical en sí y la infraestructura para acceder al mismo, consistente en pasillos, cámaras y escalones. En el caso de Rani-ki-Vav hablamos de un tajo en la tierra de 64 metros de largo y 20 de ancho orientado de este a oeste, que luego fue rellenado con ladrillo y piedra Dhrangadhra. El pasillo principal de acceso al pozo arranca con unos grandes escalones a la altura del suelo que nos dejan en una galería dividida en cuatro pabellones columnados.
Estos van descendiendo hasta llegar al tanque, donde se
recogía el agua. Este se alimentaba por el pozo, de diez metros de diámetro y
treinta de profundidad. Está dividido en siete pisos de galerías, un diseño
bastante original entre los vavs. En toda la estructura hay una profusa
decoración escultórica en estilo maru-gurjara. Ningún vav llega a esta
maestría y extensión, pues hablamos de 500 esculturas principales y más de mil
secundarias. El tema principal es el
Dashavatara: el dios Vishnu y sus diferentes encarnaciones. Estas son
acompañadas por personajes secundarios como las bailarinas celestiales, las
apsaras.
Patan tiene hoy poco más de 100.000 habitantes, una sombra de lo que fue en el pasado. El aeropuerto más cercano está en Ahmedabad, unas dos horas y media al sur. Muchos viajeros, no obstante, llegarán por tierra del norte, del turístico Rajastán. Rani-ki-Vav está a las afueras de la ciudad y es fácil llegar en taxi. La otra gran obra de los Solanki, el templo del sol de Modhera, está apenas a 35 kilómetros y puede servir para completar el día.
Otros vavs famosos en Guyarat y Rajastán son el
cinematográfico Chand Baori en Bandikui o los varios que hay en la ciudad de
Bundi. Toda esta zona es agobiante por el calor hasta junio, cuando empieza la
temporada de lluvias que acaba en septiembre. En todo caso es mejor evitar las
horas centrales del día, pues apenas hay sombra.
Fuente: Santanu Sen / sapanparikh18
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