El cerebro vive en un estado de perpetuo engaño y de eso se
aprovecha la magia, cuyos trucos funcionan porque el proceso de atención y
conciencia del ser humano tiene un cableado fácil de 'piratear'.
"Lo difícil es no engañar al cerebro", asegura esta investigadora del Instituto Neurológico Barrow de
Phoenix, en Estados Unidos, donde dirige el laboratorio de Neurociencia Visual.
Los seres humanos, continúa, no ven el mundo cómo es, sino como quieren
que sea. Ese es el principal argumento de
este libro, publicado en España (editorial Destino) y escrito también por
Stephen L. Macknik, su esposo y director del laboratorio de Neurofisiología del
Comportamiento en el mismo instituto.
Esta publicación profundiza en cómo los trucos de magia desvelan el
funcionamiento del cerebro y por qué un auditorio se puede quedar embobado
delante de un ilusionista y, según sus autores, pretende explicar, con un
lenguaje ameno y fácil, por qué el ser humano es tan vulnerable a los engaños
de la mente.
"Queremos mostrar al lector que el engaño es inherente al ser
humano, que nos engañamos los unos a los otros constantemente", indica Martínez-Conde.
Entender cómo los magos logran manipular los cerebros ayudará, además, a
comprender mejor cómo funcionan los trucos cognitivos en las estrategias
publicitarias o en las negociaciones empresariales, advierten los autores.
"No nos engañan los magos, sino nuestro propio cerebro. Y como científicos estudiamos las ilusiones para, precisamente,
entender este órgano. La clave del éxito de los magos está en que manipulan la
atención del espectador y lo hacen, por ejemplo, a través del humor",
comenta Martínez-Conde.
"Creemos que somos conscientes de lo que sucede a nuestro
alrededor, pero por lo general desechamos el 95 por ciento de lo que
ocurre", añade la especialista al explicar que los magos recurren a estos
procesos cerebrales.
El objetivo de juntar neurociencia y magia, recalca esta 'neuromaga',
consiste en incrementar el conocimiento sobre los circuitos del cerebro que
procesan la cognición y el funcionamiento del mismo. "Estos dos campos
tienen mucho en común, no sólo porque tienen la capacidad de potenciarse una a
la otra, sino por su gran aplicación para nuestra vida cotidiana",
concluye.
FUENTE: MADRID, Neurocientífica Susana Martínez-Conde.
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