El excesivo uso de fertilizantes y pesticidas de
carácter sintético, con sus perjudiciales efectos sobre el medioambiente y la
salud humana y animal, llevó a que en los
últimos años muchos países comenzaran a regular de manera estricta la
utilización de este tipo de productos, con el fin de promover
estrategias de producción agrícola más sustentables.
Basados en el nuevo paradigma, un equipo
de investigadores del Conicet en Tucumán logró
identificar y purificar una serie de compuestos extraídos de la planta de la frutilla que, además de estimular el
crecimiento de las plantas, promueve respuestas de defensa (es decir,
potencia la inmunidad innata) y permite controlar enfermedades infecciosas tanto por ese
aumento de la protección como por su acción antimicrobiana directa contra
fiopatógenos, como hongos y bacterias. Los resultados se publicaron en la
revista Scientific
Reports del grupo Nature.
Los glucósidos de ácidos
grasos son moléculas, producidas por plantas, bacterias, levaduras, hongos e
invertebrados marinos, compuestas por azucares unidos a ácidos grasos. Lo que
nosotros pudimos identificar y aislar de la
planta de la frutilla son glucósidos de ácidos grasos (GAGs) con una estructura bioquímica hasta ahora desconocida,
que consiste en tres azucares (dos galactosaminas y una glucosa) unidas a un
ácido graso que puede tener entre seis a doce átomos de carbono”, explica
Atilio Pedro Castagnaro, investigador superior del CONICET, director del Centro
Científico Tecnológico CONICET NOA Sur y uno de los coordinadores del trabajo.
En primer
lugar, los investigadores pudieron advertir que los GAGs de
frutilla que habían logrado purificar tenían diversas
aplicaciones valiosas desde un punto de vista agronómico en
una planta modelo como la Arabidopsis thaliana, para
después hacer experimentos con cultivos como soja y limones.
“En general
todas las propiedades que encontramos en los GAGs suelen buscarse por separado
en distintos compuestos naturales. Lo que nosotros purificamos son nuevos
principios activos biológicos para la formulación de bioinsumos, que, además de
hacer más resistente a las plantas frente a posibles enfermedades, pueden
usarse para eliminar fitopatógenos y también para promover el crecimiento
vegetal y, en consecuencia, aumentar el rendimiento de los cultivos. Esto
quiere decir que con este ingrediente activo se puede reemplazar a más de un
agroquímico sintético”, destaca Castagnaro.
Tras los experimentos
con plantas modelos, los investigadores
pusieron a prueba de forma exitosa la actividad antimicrobiana de los GAGs en
enfermedades de poscosecha de limones. Para advertir la
importancia de este ensayo, es necesario tener en cuenta que una buena parte de
la producción limonera de Tucumán se exporta en forma de frutos frescos a
distintos y exigentes mercados, siendo Argentina el mayor exportador mundial.
“El problema
es que luego ser arrancados del árbol los limones comienzan a ser atacados por
hongos que llegan a pudrirlos, por lo que para poder ser trasladados a mercados
ubicados en países lejanos y llegar en buen estado, requieren que se les
apliquen productos sintéticos. Nosotros comprobamos que la actividad
antibiótica de los GAGs –que son compuestos naturales- también disminuye el
daño que producen estos fitopatógenos que atacan al fruto después de la
cosecha”, explica el investigador.
Las otras dos propiedades agronómicas encontradas en los
GAGs -estimulación de las respuestas de defensa y promoción del
crecimiento vegetal- fueron puestas a
prueba, también de manera exitosa, en sendos ensayos con soja.
“Para
estimular las respuestas de defensa de las plantas se necesitan de menores
concentraciones de GAGs que cuando se espera que directamente elimine
patógenos. En este caso, su acción no es antibiótica sino que funciona como una
especie de ‘vacuna’ que brinda a los cultivos mayor resistencia frente a
futuras infecciones”, advierte Castagnaro.
En otro
experimento, los investigadores pudieron constatar que al aplicar GAGs como biofertilizantes se
incrementa el rendimiento en el cultivo de soja. Esto es, en
iguales condiciones, las plantas a las que se
les aplicó el compuesto mostraron más vainas, mayor cantidad de granos por
vaina y por ende, más peso y mayor producción.
Los usos tecnológicos de
GAGs ya cuentan con una patente gestionada a través de la Gerencia de
Vinculación Tecnológica (GVT) del Conicet, cuyos derechos pertenecen en partes
igual a este organismo y a la Estación Experimental Agroindustrial Obispo
Colombres (EEAOC), ente autárquico del área del Ministerio de Desarrollo
Productivo del Gobierno de Tucumán.
“En lo que
respecta a la investigación, aun estamos tratando de conocer cuál es el rol que
los GAGs cumplen en la planta de frutilla y si este tipo de compuestos están
presente también en otros vegetales. Es posible que su función coincida con sus
aplicaciones tecnológicas, pero también es probable que sea otra”, señala el
investigador.
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