EL AMOR: Ella y el, ella y ella
y el y el, sienten mariposas en el estómago, un corazón que palpita a mil,
sonrisas y miradas nerviosas, estos son algunos de los síntomas que aparecen
cuando tenemos sentimientos especiales por alguien.
Estos síntomas nos introducen a un mundo de
ilusiones donde soñamos despiertos y el ambiente nos envuelve; si es invierno
no sentimos el frío, y si es verano no sentimos el calor.
Febrero es el mes del amor, y tendemos a pensar que la ausencia de dichos
síntomas es la ausencia del mismo.
Al
experimentar estas emociones hay que entender que se está viviendo la etapa
introductoria del enamoramiento. Es ahí donde inicia la aventura llamada
amor. Las mariposas volarán, el corazón tomará un ritmo más cordial y
suave, las miradas dejaran la picardía inicial, y es ahí donde
nace el amor.
La
trayectoria del amor involucra procesos que elevan el corazón a experimentar
emociones que nunca se pensó sentir. Pero esto no es todo, el amor es más
que un sentimiento, es una decisión consciente.
El amor no desaparece cuando desaparecen estas
“emociones”, por el contrario,
es ahí donde el amor está a la puerta de la verdadera entrega. Es ahí donde el
amar se transforma en un fundamento en el cual se decide construir para toda la
vida. En una cultura de “servicios rápidos” (fast services) es fácil
olvidar que lo bueno y verdadero lleva tiempo, lleva procesos.
Este mismo principio de “amar” se aplica al
amor en la familia, al amor en la amistad y al amor por nuestra
comunidad. Es un principio que despierta fe y esperanza, llevándonos a
construir un futuro juntos. Para el cual, debemos estar dispuestos a;
sanar las asperezas que se dan en la convivencia; tomar los errores del pasado
y usarlos a nuestro favor; hacer los cambios necesarios de una manera
determinada e intencional para que el amor se desarrolle más allá de las
emociones y de fruto que permanezca y crezca con los años.
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