El OxyContin es un potente
analgésico que se le señala como uno los principales de los decesos en el país
norteamericano y que además le cuesta casi 80 mil millones de dólares al año a
la nación estadounidense.
Las compañías farmacéuticas llevan décadas
extendiendo sus tentáculos por hospitales y centros médicos del país y
seduciendo al personal sanitario con suculentos regalos y sumas monetarias a
cambio de que éstos receten sus medicamentos y se conviertan en embajadores de
sus marcas, destacó el medio Público.
En Estados
Unidos desde 1999, al menos 450.000
personas han muerto debido al uso de OxyContin, un potente analgésico
al que se le señala como uno de los principales responsables de esta grave
crisis de opioides que le cuesta más de 78
mil millones de dólares al año a las arcas del país.
El
fabricante de OxyContin (cuyo nombre genérico es oxicodona) es Purdue Pharma, una
farmacéutica en manos de la familia Sackler, que ha tratado de blindarse
económicamente ante la avalancha de querellas judiciales que se le ha venido
encima para proteger una fortuna que, según medios estadounidenses, asciende a
miles de millones de dólares (el equivalente a más de un billón de dólares en
EEUU). En septiembre de 2019 Purdue Pharma se acogió a las protecciones que
ofrece el llamado “Capítulo
“Hay cientos de miles de casos de personas
afectadas por haber consumido una droga que inicialmente debía usarse para
enfermedades terminales”, asegura Chris Madeksho, un abogado de Los Ángeles en entrevista
con el diario Público. “Hemos recibido llamadas de padres cuyos hijos
pequeños han sufrido una sobredosis porque encuentran el medicamento en el
armario de las medicinas, se lo prescriben o lo consumen de manera recreativa
sin saber lo altamente adictivo que es”.
Madeksho explica que las
miles de querellas presentadas de costa a costa contra la farmacéutica se están
canalizando a través del juez Robert Drain, que supervisa el proceso de
bancarrota desde una sala judicial en White Plains (NY).
“Se ha creado un fondo económico con más de
10 mil millones de dólares (el equivalente a más de diez billones de
dólares en EEUU) que se dividirá entre
los individuos y los municipios afectados”, afirma el abogado.
No
es la primera vez que Purdue Pharma está en el punto de mira del público y de
las autoridades federales. En un comunicado emitido por el Fiscal General de
EEUU en mayo de 2007, la farmacéutica accedió a pagar una multa de 635 millones de dólares y su cúpula
directiva se declaró culpable de haber ocultado y mentido sobre el elevado
riesgo de adicción de OxyContin ––una información que también ocultó a sus
representantes de ventas––.
Pero
más allá de la multa e indemnizaciones económicas para los afectados, Madeksho
aclara que es “muy raro” que este tipo de casos culminen con los responsables
entre rejas y que la imputación de cargos penales es una decisión que depende
de las autoridades. “La lección que debemos aprender aquí es en responsabilidad
corporativa. Seamos honestos, las vidas de quienes tomaron la decisión de
prescribir y expandir el uso de esta droga no han quedado dañadas”, lamentó.
En noviembre del año
pasado, el Departamento de Justicia de EEUU anunció una condena de tres años
de libertad condicional para Heather Alfonso, la enfermera, originaria de Carolina del sur, se había
convertido en la mayor prescriptora en Connecticut de Subsys, un spray de
fentanilo indicado para pacientes con cáncer producido por Insys Therapeutics.
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