No es de extrañar que los córvidos (la «familia
de los cuervos»), que también incluye a los arrendajos, urracas y cascanueces,
sean inteligentes. Utilizan herramientas, reconocen caras, e incluso dejan
regalos a la gente que les gusta. Los córvidos también dejan caer piedras en el
agua para empujar la comida flotante hacia ellos.
Lo que quizá sea sorprendente es lo que han descubierto los
autores de un nuevo estudio: Los cuervos son
capaces de pensar en sus propios pensamientos mientras resuelven problemas.
Se trata de un nivel de autoconciencia que
antes se creía que significaba el tipo de inteligencia superior que sólo poseen
los humanos y posiblemente algunos otros mamíferos. Un cuervo sabe lo que sabe
un cuervo, y si esto le trae a la mente la palabra sintiencia, puede que tenga
razón.
Durante
mucho tiempo se ha asumido que el funcionamiento intelectual superior es
estrictamente el producto de una corteza cerebral estratificada. Pero los
cerebros de las aves son diferentes. Los autores del estudio descubrieron que
el palio de los cuervos, sin capas pero denso en neuronas, puede desempeñar un
papel similar.
Se
sabe que los córvidos son tan capaces mentalmente como los monos y los grandes
simios. Sin embargo, las neuronas de las aves son tan pequeñas que sus palios
contienen más de las que se encontrarían en el córtex de un primate de tamaño
equivalente. Esto puede constituir una pista sobre sus amplias capacidades
mentales.
En
cualquier caso, parece haber una correspondencia general entre el número de
neuronas que tiene un animal en su palio y su inteligencia.
El tipo de inteligencia superior que muestran
los cuervos en la nueva investigación es similar a la forma en que resolvemos
los problemas. Catalogamos los conocimientos relevantes y luego exploramos
diferentes combinaciones de lo que sabemos para llegar a una acción o solución.
Investigación.
Los
investigadores, dirigidos por el neurobiólogo Andreas Nieder, de la Universidad
de Tubinga (Alemania), entrenaron a dos cuervos carroñeros (Corvus corone),
Ozzie y Glenn.
En cada ronda de la prueba, después de que
apareciera o no un destello, se presentaba a los cuervos una regla clave que
describía el significado actual de los objetivos rojo y azul, tras lo cual
picoteaban su respuesta.
Esta
secuencia impedía que los cuervos ensayaran su respuesta con el piloto
automático, por así decirlo. En cada prueba, tenían que realizar todo el
proceso desde el principio, viendo un destello o sin él, y luego averiguando
qué objetivo picotear.
Mientras
todo esto ocurría, los investigadores monitorizaban su actividad neuronal.
Cuando Ozzie o Glenn veían un destello, las neuronas sensoriales se disparaban
y luego se detenían mientras el ave averiguaba qué objetivo debía picotear.
Cuando no había ningún destello, no se observaba ningún disparo de las neuronas
sensoriales antes de que el cuervo hiciera una pausa para averiguar el objetivo
correcto.
La interpretación de Nieder de esta secuencia
es que Ozzie o Glenn tenían que ver o no ver un destello, notar deliberadamente
que había o no había habido un destello, mostrando autoconciencia de lo que
acababa de experimentar, y luego, en unos momentos, conectar ese recuerdo con
su conocimiento de la clave de la regla actual antes de picotear el objetivo
correcto.
En
general, el estudio puede eliminar la corteza
cerebral estratificada como requisito para una inteligencia superior.
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