Ellas no se contentan con comer los frutos que están cerca
del suelo, por lo que deciden treparse a las ramas para quedarse con todo el
alimento. Con pequeños saltos, demuestran su habilidad para lograr su objetivo.
En la polvorienta carretera que va de Marrakech a la
ciudad costera de Esauira se disponen los árboles de argán a
lo largo del campo de un color rojizo oxidado. Las plantas nudosas y espinosas
crecen exclusivamente en el suroeste de Marruecos y
al oeste de Algeria, y pese a no ser muy hermosas, atraen a numerosos fans. Los
rebaños de cabras
hambrientas se posan en sus ramas retorcidas y se pueden
llegar a ver más
de una docena en un solo árbol.
Pero existe una
explicación para este extraño fenómeno. Los árboles de
argán producen
un fruto similar a una oliva arrugada que madura cada año
en torno al mes de junio. Estas cabras llenas de recursos adoran su aroma y
su sabor amargo, por lo que trepan hasta una altura de
Las cabras expulsan los huesos no digeribles, que
tradicionalmente se recogen para elaborar el aceite. En la actualidad, la mayoría de las
mujeres bereberes están al mando de este proceso que
consume tanto tiempo. Primero, separan los excrementos del animal para, a
continuación, abrir los huesos a mano, en cuyo interior encuentran sus semillas,
llenas de ese aceite que se usa para elaborar caros cosméticos o
alimentos.
Por ejemplo, menos de 50 mililitros de aceite facial de Josie Maran, cien
por cien puro aceite de argán, cuesta la friolera de 48 dólares (43 euros).
Este precio tiene su explicación, ya que se necesitan más de 27 kilogramos de
fruta para producir un cuarto de este oro líquido. En
Marruecos, el aceite de argán también se unta en al pan para el desayuno o
sirve para
aderezar el cuscús.
Debido a esta oportunidad
tan rentable, algunos agricultores compran más cabras, lo que supone una amenaza para
la sostenibilidad de los árboles. Por otra parte, el
proceso crea
empleo para las mujeres locales y atrae a esta zona
a los turistas que desean presenciar esta imagen tan
inusual de cabras sobre los árboles.
Parece ser que las cooperativas
de mujeres extraen aceite de argán en todas las colinas de esta región.
Muchos lugares, como la cooperativa Marjana cerca
de Ounagha, organizan visitas
guiadas para que los turistas se informen sobre el proceso
de producción. La ventosa ciudad de Esauira ofrece numerosas actividades a los
cazadores de tendencias y a los turistas más playeros que se quedan más tiempo.
Pero incluso los turistas que solo están de pasada podrán ver las extrañas cabras
trepadoras de árboles desde la carretera.
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