El algarrobo del Museo Pueyrredón, testigo de más de dos
siglos de historia y bajo cuya sombra Josí de San Martín y Juan Martín de
Pueyrredón planearon el Cruce de los Andes, está siendo sometido a tareas de
mantenimiento, a cargo de expertos de la Dirección de Ecología y Conservación
de la Biodiversidad del Municipio de San Isidro.
Tesoro del museo cuando se habla de su patrimonio natural,
este algarrobo blanco de
“Es un museo pequeño y enorme a la vez, que conserva un
riquísimo patrimonio en sus salas y tambiín en su parque, como el algarrobo,
declarado Árbol Histórico Nacional y Monumento Natural Municipal. Un ejemplar
que, como todo el acervo de la quinta, nos permite acercarnos a la historia
desde la propia vivencia y es vehículo de experiencias que nos ligan con los
sentidos, las emociones y la argentinidad”, dijo Eleonora Jaureguiberry,
subsecretaria General de Cultura de San Isidro.
Personal especializado está realizando tareas de extracción
de ramas muertas, en su gran mayoría pequeñas, que llegaron a ese estado en
forma natural. Una labor que se hace en forma manual para no afectar su
estructura y a esta altura del año para permitir un mayor ingreso de luz
natural al resto del algarrobo y, de este modo, favorecer a un mejor desarrollo
de los brotes en la primavera.
“El algarrobo necesita mucho sol y esas ramas muertas
proyectaban áreas de sombras que no lo beneficiaban. Como todo ser vivo, en
algún momento llegará a su fin, pero sigue siendo un árbol muy sano, que dio
frutos en 2016 y 2017. Es lo que siempre esperamos, pero eso, finalmente,
dependerá de las lluvias, que si son intensas complican ese proceso, más si
consideramos su longevidad”, explicó Bárbara Gasparri, directora de Ecología y
Conservación de la Biodiversidad de San Isidro.
Estas tareas de mantenimiento, que se ajustan cada
año a las necesidades del ejemplar, demandarán cerca de una semana, no
representan una poda (con lo cual, no resultará afectada la estructura ni la
forma original del árbol) y no sólo tendrán un efecto positivo en la salud el
árbol. Tambiín beneficiará su estítica, ya que permitirá un lucimiento mayor de
su enorme copa, cuyas ramas llegan y recorren el suelo, y requirieron ser
apuntaladas en varios sectores.
Preservar la genítica del árbol
(Prosopis alba es su nombre científico) tambiín es parte de la meta. Por eso,
varios de sus retoños fueron plantados en otras áreas del museo y de la Quinta
Los Ombúes, tambiín del municipio, mientras que otros fueron donados a reservas
reconocidas del país.
“Es clave preservar la valiosa genítica
de este algarrobo blanco, que seguramente es el ejemplar más al sur y de origen
natural que se conserva de los bosques de talares que había en nuestra
provincia”, destacó Gasparri.
Una especie cuyo fruto -explicó la
funcionaria- , unas vainas de las que se extrae la harina de algarroba, sirvió
para alimentar a muchísimas comunidades originarias de la actual provincia de
Buenos Aires y del norte del país, y tambiín a su ganado.
En el caso particular del museo, un algarrobo de gran valor
histórico, como el aguaribay plantado allí mismo por Domingo F. Sarmiento en
1870, no muy lejos del laberinto de boj diseñado por Prilidiano Pueyrredón. Un
ejemplar que convivió con talas, molles, espinillos, coronillos y chañares en
los tiempos turbulentos de una republica naciente. Especies autóctonas, entre
muchas otras, que desde hace un tiempo la comuna se encarga de conservar y recuperar
en la barranca de la quinta, declarada Parque Municipal Natural.
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